Corazón humano
Existir es un conjunto
calibrado y excepcional, por lo tanto, sin mente no hay intelecto, y sin vida
no hay mente.
Podríamos sacar cientos de
conclusiones a la existencia, miles de pareceres distintos, todos dependiendo
de las creencias y vivencias de cada ser.
Humanos somos y así nos vemos,
hasta que llega un momento de oscuridad en la que dejamos de ser algo, para ser
un alma, buscando un lugar de calma y sosiego.
Vivir es lo que nos empuja a
amar, a disfrutar, a mantener esas amistades especiales. Nacer y crecer es sin
duda un milagro o simplemente ciencia. Pero aquí estamos, deseando ser amados,
disfrutando de amigos especiales e intentando vivir lo mejor posible.
—¡Dios mío, Juan!, qué alegría
me da verte. ¿Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos?
—Hola Pedro, yo también me
alegro mucho de verte, no sabes cuantas veces he pensado en ti, he recordado
todos aquellos años de aventuras, de compartir todo lo que teníamos. Querido
amigo, no sé decirte cuanto tiempo hace, pero creo que al menos unos veinte
años.
—Tenemos que ponernos al día,
a partir de ahora no volveremos a perder el contacto. Tengo tantas cosas que
contarte.
—Yo también, amigo mío,
prométeme que conocerás a mi mujer y a mis hijos, les he hablado tanto de ti,
que ya eres parte de nuestras charlas. ¿Y tú te has casado?
—Sí, tengo un hijo, tenemos
que quedar todos juntos. También les he hablado mucho de nuestra amistad, y
están deseando conocerte.
—Estoy feliz amigo, muy
contento de este reencuentro. Saber que, a partir de este momento, ya no
volveremos a estar separados, me produce una sensación de felicidad, el poder
mirarte, hablar contigo, es algo que el destino nos tenía preparado.
—Juan, cuantas veces he
necesitado de tus consejos, de tu amistad. Me arrepiento tanto de no haber
insistido más en buscarte.
—No te preocupes Pedro, yo
también te podría haber buscado, a veces la vida va pasando y cuando te das
cuenta, los años se nos echan encima igual que los minutos en las horas.
—Amigo, te están llamando, no
olvides que tienes que conocer a mi familia, y no te sientas triste por el
tiempo perdido, pues vas a ver que nunca se perdió, que solo esperaba el
momento.
El corazón fue colocado en el
pecho de Juan. A lo largo de las cuatro horas que duró el trasplante, en dos
ocasiones estuvieron a punto de perder al paciente. En la otra habitación Pedro
descasaba tapado con una sábana, el pecho abierto y una leve sonrisa en su
boca.
Enterrar es antihigiénico y nada práctico. Mejor donar todo órgano aprovechable, y el resto incinerar.
ResponderEliminarSe me erizó la piel. Sí, es verdad, un acto de amor la donación de órganos. Pero claro que la historia es conmovedora. Abrazos Mar!
ResponderEliminarDonar es grandioso Pero no todo el mundo puede hacerlo Un brindis por vos
ResponderEliminarUn final verdaderamente fuerte. Lo que está claro es que desde ahora ya no volverán a separarse...
ResponderEliminarSiempre es bueno domar te mando un beso.
ResponderEliminarso awesome!
ResponderEliminarUn relato muy emotivo y que nos pone a reflexionar sobre lo efímero que es la vida, la importancia del contacto humano y de la donación de órganos. Esto último muy necesario para poder darle vida a otros con las cosas que ya no necesitamos. Me gustó mucho. Saludos.
ResponderEliminarinteresting to talk about organ donation....
ResponderEliminarexcellent post..... thank you for sharing
Este blog siempre devuelve todos los comentarios. 😘💖 Que bien te felicito
ResponderEliminarMe ha parecido un relato bonito y digno para reflexionar.
ResponderEliminarUn abrazo
The ending is breathtaking and gives the story a whole new meaning.
ResponderEliminarMe ha parecido precioso tu relato, lleno de belleza, un vínculo de ternura y amor. No hay mayor acto de amor que la donación para dar vida. Felicidades, Mar!
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