La espiral del capitán
Sigilosamente, se metió
en su litera, intentaría dormir las dos horas que quedaban para el toque de
diana.
Un fuerte alarido le hizo
ponerse firme mirando hacia la puerta, por el ruido parecía que venía del
camarote contiguo. Esperó unos minutos intentando escuchar, sin embargo, solo
había silencio y algún que otro chapoteo de alguna pequeña ola que batía contra
el casco del barco.
Puso la oreja contra la
puerta, incluso llegó a pensar que algún marinero se había tropezado.
Durmió de un tirón, a la
mañana siguiente, se acicaló, vistió su traje de capitán, puso la gorra bajo el
brazo y salió al pasillo para dirigirse al comedor. Tuvo que sujetarse el pantalón varias veces,
le quedaba algo flojo, suponía que seguramente había adelgazado.
Hizo el recorrido hacia
la sala principal, el silencio era terrorífico, no entendía que era lo que
estaba pasando, donde estaba la tripulación, que había sido de todos sus
compañeros.
Las grandes mesas estaban
dispuestas para el desayuno, con todo lo necesario colocado y ordenado. Las
sillas ni se habían movido. Después de mirar de un lado a otro, deicidio acudir
al puente de mando. La misma situación, nadie, si miraba hacia el exterior,
únicamente podía ver agua, en calma, con alguna que otra ola suave meciendo el
barco.
Apretó el cinturón de
nuevo, cada vez que se movía parecía que lo iba a perder, llegó a la conclusión
que en la lavandería se habrían equivocado. Salió a cubierta, el día era
espectacular, el cielo limpio, sin nubes, con el sol brillando en todo lo alto.
Escuchó un chapoteo, una manada de delfines saltaban jugando mientras se
alejaban mar adentro.
Se acercó hasta la tabla
de tareas colocada tras una caja de cristal, inquieto por descubrir porque no
había nadie laborando. Las letras estaban borrosas, era imposible leer los
nombres de aquellos subordinados, tampoco podía ver el horario o la fecha.
El pantalón se le cayó al suelo, y ahí se dio cuenta de que no tenía piernas, que solo tenía los huesos, que todo él era un esqueleto andante, perdido en un enorme barco sin rumbo.
👌👌👌👌👌 qué barbaridad, inesperado totalmente. Entonces, estaba muerto? O soñaba? Inquietante!
ResponderEliminarMuchos abrazos amiga querida 🌹
Esas pesadillas que antes tenia hoy no las tengo
ResponderEliminarCreo que tomar té de tilo calman el pensamiento
miles
de abrazos
querida
Seguro que la nave y el capitán pertenecían a la Armada Invencible, que a la hora de la verdad, de invencible nada.
ResponderEliminarMuy bien logrado tu relato. Los barcos fantasma y sus tripulaciones espectrales dan para mucho. Me encantó la ambientación, la duda que nos va creciendo poco a poco hasta que se revela la verdad. Muy bueno, saludos.
ResponderEliminarEso se llama pesadilla sin fin o muerte recurrente. Vivir lo mismo una y otra vez por toda la eternidad. Se me ocurre que tal vez habían pasado por el triángulo de las Bermudas.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Ana, esa trama in crescendo le viene muy bien al suspense creado.
Un beso.
Sin lugar a dudas, lo peor de estar muerto es olvidarse de ello.
ResponderEliminarY no saber disfrutarlo.
Saludos,
J.
Linda história, amei!
ResponderEliminarA dúvida até a verdade aparecer. Excelente!
Tenha um bom fim de semana.
Beijinhos
Me encanto el relato buen final. Te mando un beso.
ResponderEliminarso magic and mystical
ResponderEliminarwell written story based on nightmare.... great.
ResponderEliminarLove to read it..... Thank you for sharing
Muy buen relato, el misterio va creciendo hasta ese final, los relatos de barcos fantasmas me gustan muchos, saludos, buena semana, PATRICIA F.
ResponderEliminarTodo vuelve :/
ResponderEliminarQue pesadilla, con fantasmas en un barco ... Me recuerdan a una película conocída. Te tiene todo el tiempo en vilo y espectante. Siempre andioso de un final inesperado. Un placer leerte como siempre.
ResponderEliminarPor el bien del capitán, esto puede ser la pesadilla que le asalta recurrentemente, porque sino pobre de él, que ni siquiera puede supervisar a sus compañeros desde el más allá,bss!
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