De profesión, asesino
Vagar por las calles al caer
la noche, era su distracción favorita, la soledad, su aliada y la penumbra, su
confidente. Su profesión claramente era inusual, sin embargo, estaba orgulloso
de ser como era y de pertenecer a una estirpe arraigada en el crimen. No todo
el mundo servía para ello, lo consideraba un trabajo como otro cualquiera.
No tenía reparos a la hora de
ejecutar el pedido, le daba igual que fuesen buenos o malos, simplemente lo
hacía. Los sentimientos no entraban en su forma de ver la vida o la muerte, no
existía ninguna diferencia entre vivir o morir, puesto que el vivo no sabía
nada de la muerte, y el muerto no recordaba la vida.
La noche era cálida, algunas
parejas paseaban bajo los árboles de la alameda, otros caminaban en grupo
haciendo tonterías, y varios iban solos inmersos en sus pensamientos.
Esa noche tenía trabajo,
aunque le gustaba más el día que la noche para ejecutar el encargo, en esa
ocasión se tenía que realizar por la noche.
Todavía le quedaba una hora,
podía recorrer todo el parque sin prisa. Mezclarse con la gente normal, sentir
que pertenecía a un mundo que no era el suyo, apreciar alguna que otra sonrisa
de alguna joven que algo había visto en un rostro inexpresivo.
Llegaba la hora, puso rumbo a
la casa donde el desafortunado dormía sin saber el final que le esperaba. La
sorpresa fue que al llegar la luces estaban encendidas, la gente entraba y
salía de la casa y un grupo conversaban en el jardín.
Cruzó por entre la gente como
si fuese uno más, subió las escaleras hacia la habitación y allí le vio,
agonizando mientras una mujer discutía con alguien al teléfono, para que
acudiesen de inmediato.
De pie junto a la cama vio a
su competidor, la muerte, estaba esperando por el hombre, observó que todavía
era joven. Los dos se miraron, se conocían perfectamente, él simplemente
arrebataba la vida a aquellos que no la esperaban, la muerte, esperaba que todo
acabara.
Se acercó a la cama y le tocó
la frente, el moribundo abrió los ojos y ambos se miraron fijamente.
Susurrándole al oído le dijo:
—Mi profesión es asesino, te
llevaré cuando te sientas vivo, así no me vale.
Fabuloso! Ese final es fantástico, un asesino pero con su propio código de honor! Felicidades, Mar! Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarMuy bueno y con un final perturbador pues según lo leo yo, no le gustan las cosas "fáciles". Esperará el mejor momento de la persona para arrebatarle la vida.
ResponderEliminarAsesino es asesino pero con códigos. Me gustó ese juego de la muerte con el asesino. Un abrazo.
ResponderEliminarMe sorprendió el final Genial relato. Te mando un beso.
ResponderEliminargood flow but scary for me....
ResponderEliminarexcellent story to read.
Thank you for sharing
Un asesino que mata a personas saludables. Seguro que cuando no mata, trabaja de médico en alguna mutua. Ya sabes, esa clase de mutua con esa clase de médicos que te mandan a trabajar con la cabeza bajo el brazo.
ResponderEliminarit is totaly great story!
ResponderEliminarExcelente relato, com um final deslumbrante!
ResponderEliminarTe felicito pela tua criatividade e pelo teu talento.
Te dejo mi abrazo!
¡Vaya con este final! Es su lineamiento, de otra manera no trabaja. Ética hasta en esa profesión y nos diste la sorpresa una vez más, querida Mar. Un abrazo grandeeee.
ResponderEliminar¡¡Holaaaa!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, genial final y ese encontronazo entre asesino y muerte, me ha parecido muy curioso ^^