Amor dispar
Verla cruzar la calle, con su
melena y su gracia al caminar, era lo que había esperado durante días. Corrió
tras ella, sin temor al día, a los transeúntes, con la única idea de alcanzarla
y pedirle explicaciones.
—Al verte mi corazón comenzó a
latir, llevaba tres días esperando tu llamada —quería tocarla, pero no se
atrevía, mantener la mirada con unos ojos hermosos, era suficiente para
preservar la distancia y no asustarla.
—Te dije que, sin llamadas,
sin compromiso. —Lo miraba con ternura, y al mismo tiempo un poco asustada,
debido a la situación que se estaba creando en mitad de la calle.
—Lo sé —respondió él, con la
voz entrecortada, con los ojos húmedos por la tristeza —acepté este tipo de
relación, pero mi corazón, mi alma, mi cuerpo quiere más, te necesita, no solo
unas horas de vez en cuando, quiero divertirme contigo, reír, bailar, amarte.
—Sabes muy bien que no puedo
ofrecerte lo que pides, pues eso se llama relación de pareja, amor de dos
personas que se corresponden, una realidad que no es posible, y así se decidió
desde el mismo momento que entré en tu vida.
—¿Y qué hago, con todo esto
que siento?
—Conocer a una mujer que te
pueda ofrecer cariño, todo eso que buscas, que necesitas. Olvidar que un día me
conociste, que te ilusionaste con un amor distinto a lo que se supone que tiene
que ser enamorarse.
En soledad la buscó con la
mirada, la gente pasaba por su lado y algunos lo observaban con pena, otros
seguían su camino sin darse cuenta de que estaba allí parado, con sus ojos
llenos de lágrimas, su cuerpo hundido y su corazón roto.
Quería llamarla mil veces,
volver a hablar con ella y convencerla, como si fuese posible retenerla a su
lado. Su corazón no era justo con su cabeza, cada uno iba por su lado,
dejándole sentimientos inventados, proporcionándole un amor inexistente, sin
embargo, dolía en el alma reconocer la realidad.
Una verdad en la que él era el
único participante, un dolor imposible de compartir, una esperanza efímera, una
pasión sin ventajas. Un hombre que, de tanto buscar, había compuesto la ilusión
perfecta, la cual fue amoldando a una invención demasiado confusa.
—Soy una fantasía que tú mismo
has creado. Solo existo en tu mente.
Un escenario bien montado, que
se había venido abajo con las últimas palabras de la mujer idealizada.
El amor o la ilusión del amor, las ganas del enamoramiento. En cualquier caso, describes muy buen el tormento interior del protagonista, esa lucha interna entre el corazón y la razón. Me ha gustado mucho! Un fuerte abrazo, Mar!
ResponderEliminar¡Dura realidad! Qué difícil es a veces poder ver lo que en realidad sucede. Lindo Mar, lindo!
ResponderEliminarEspero que alguien ayudes a ese hombre poniéndole en contacto con un buen profesional.
ResponderEliminarMaldito sea quien haya inventado la idealización de las personas, pues nos ha castigado a todos por igual.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Es mas fácil amar a un ideal que a una persona real con muchos defectos. Pero igual duel buen relato. Te mando un beso.
ResponderEliminarUn excelente relato! Expresas de maravilla la tormenta interna del protagonista!
ResponderEliminar¡Holaaa!
ResponderEliminarMe ha recordado un poco a las leyendas de Bécquer, con el tema de enamorarse de un fantasma... ains, muy gótico todo ^^
¡besotes!
very emotional...
ResponderEliminarvery emotional. Kathy Leonia
ResponderEliminarvery emotional!
ResponderEliminarHey!! Cómo siempre el factor sorpresa siempre latente. Me ha gustado mucho. Además, a veces, nuestra imaginación es más potente que cualquier relación. Ojito eh?!
ResponderEliminarpeople must face with reality at the end...
ResponderEliminarexcellent story
You got it.
ResponderEliminarQue bella la entrada
ResponderEliminarun abrazo
Que belíssima história de amor, um grande capítulo! Gosto! de ler .
ResponderEliminarBeijos
Grear article and inspirative
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