Ullá
La mujer
Hace muchos años, en una
remota aldea, una mujer se levantó de su colchón hecho de paja, se colocó en el
centro del poblado y esperó a que los demás habitantes saliesen de sus chozas.
Aquel pueblo se había
levantado al pie de una enorme montaña, rodeado de árboles, setos, matorrales y
un gran río que discurría limpio y lleno de alimento.
No eran más de cincuenta
adultos y unos veinte niños que no llegaban a los nueve años. Puesto que los
que pasaban de esa edad, ya se consideraban suficientemente maduros para
trabajar el campo, ir a pescar o a cazar.
Ullá daba vueltas sobre
sí misma mirando a cada choza, los primeros en salir fueron los de la zona
norte, que mostraron su asombró al verla allí de pie, se acercaron y esperaron,
hasta que todos los vecinos estuvieron presentes.
Sin más preámbulos, hizo
saber a todos que estaba cansada de hacer las labores de las mujeres, que
quería salir a cazar y a pescar junto con los hombres, quería aprender para
valerse por sí misma, quería decidir igual que lo hacían ellos.
Algunos sonrieron por lo
bajo, las mujeres echaron las manos a la cabeza mirando al suelo, sin atreverse
a decir nada y menos mostrar interés por la propuesta de la que ya consideraban
una rebelde.
Varios de los hombres se
acercaron y la empujaron, cayó al suelo y se levantó lo más rápido que pudo, y
así varias veces, hasta que el patriarca, le entregó una lanza y un
puñal.
Ese día irían a cazar, le
estaba dando la oportunidad de acompañarlos, no hubo advertencias ni consejos,
la enseñanza era salir cada día y volver con lo conseguido.
Agarró fuertemente las
armas, recogió su larga melena bajo un trozo de cuero y comenzó a correr en la
dirección del grupo.
Sentir la libertad ante
sus ojos le producía una sensación, desconocida, descubrió en unos minutos que
si luchabas por los sueños estos te respondían.
Esa tarde la sangre de
Ullá quedó esparcida por la pradera donde los bisontes pacían, uno de ellos la
invistió sin darle tiempo a levantar su lanza contra aquella mole de carne y
pelo que corría como un leopardo.
Poco tiempo le duró aquel
sueño, sin embargo, si fue crucial para hacer soñar al resto de mujeres,
incluso aquel poblado acabó llevando su nombre.
Ullá marcó un precedente y cada vez que una mujer salía de caza era
acompañada por una sombra que le marcaba el camino, la guiaba en su propósito
para que llegase sana y salva e incluso fuese vitoreada por aquellas que
deseaban seguir sus pasos.
Hoy en día esa sombra
viaja por todo el mundo acompañando los sueños de todas aquellas que lo
intentan. Si miras detrás de ti, notarás esa presencia que hace que sigas
adelante, que rendirse no es la solución, que la lucha está en nuestro interior
y lo único que quiere es salir.
Que linda história!
ResponderEliminarSonhos de realizam é preciso apenas ter um propósito e coragem de seguir e realizá-lo.
Muito bom ter liberdade e apoio pra fazer o que gosta.
Te desejo continuação de boa semana.
Beijos
Ullá es el nombre que ahora recordaré cada vez que sea necesario. Precioso relato, vivan las mujeres! Viva el ser humano (pero que merezca ser llamado así, HUMANO).
ResponderEliminarMe gusto la historia las mujeres siempre debemos actuar con valentía. Te mando un beso.
ResponderEliminarQué preciosidad de relato. Ulla era una mujer que abrió camino a otras por un mundo igual. Me ha encantado cómo nos has hecho viajar por esas tierras y cómo se respiraba libertad y sueños. Enhorabuena, Mar! Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarSolo con el sacrificio se derrumban tabús y tradiciones. Solo con la muerte se hacen grandes cambios. Y como Ullá, cuando una ley es injusta, solo cabe desobedecer aun a riesgo de perder la vida. ¿Pero quién se atreve?
ResponderEliminarvery interesting:)
ResponderEliminarQue bella historia!
ResponderEliminarGod always love women....
ResponderEliminarThank you for sharing a wonderful story....
Más que luchar es fluir con la vida a cumplir nuestro destino
ResponderEliminarPaz
Isaac
♥ Precioso ♥
ResponderEliminarEl bisonte también debería de llevar su nombre, porque al bañarse con la sangre de Ulla se volvió parte de ella.
ResponderEliminarSaludos,
J.