Pollo frito con patatas
Haber conseguido una
reserva en el mejor restaurante del país, le producía una agradable felicidad,
al fin podría conocer el lugar de moda, aquel al que todos querían acudir y
donde la lista de espera era infinita.
El chef conocido
mundialmente, elaboraba sus platos con una mezcla de sabores que ningún otro
había logrado conseguir. De ahí su fama, sus premios, su reconocimiento a la
combinación exacta de ingredientes.
Entró en el local
acompañado por la encargada, le asignó una mesa con un mantel blanco impoluto,
una distribución de la vajilla y cristalería acorde con la extensión del
cuadrado donde se dispondría a consumir su pedido.
Mientras miraba la carta,
pensaba que aquella reserva le saldría por un ojo de la cara, todo lo que
ofrecían tenía unos precios exorbitantes, algo fuera de su alcance, sin
embargo, allí estaba con su mejor traje, los zapatos relucientes, bien afeitado
y bien peinado.
Un joven con uniforme
negro, guantes blancos se acercó saludando con una amplia sonrisa y
preguntando, si ya se había decidido.
—Sí, ya me he decidido
—dijo mirando al joven, mientras le entregaba la carta— deseo tomar pollo frito
con patatas.
—¡Perdone señor!, el
pollo frito con patatas no está en la carta, ¿es que no desea consumir nada de
lo disponible?
—Pues no, me gustaría
comer pollo frito con patatas.
El camarero hizo la
anotación en su tablet, pedido que iría directamente a cocina.
El chef al ver el pedido,
se asomó a la sala en busca del mozo, haciéndole una señal para que se
acercase.
—¿Quién ha hecho este
pedido?
—Aquel señor de la mesa
quince, ya le comenté que tenía que pedir algo de la carta, pero ha insistido.
Con paso firme y forzando
una sonrisa, saludó a Manolo, el cual se puso algo nervioso al ver tan de cerca
al hombre que todos los días seguía en las redes sociales.
—¡Buenas tardes,
caballero!, me alegra su visita a nuestro restaurante, si bien, el modo que
tenemos de trabajar es el de la carta, todas las semanas la cambiamos para que
se puedan probar los distintos platos que elaboro con mucha pasión y
delicadeza. Mi pregunta es la siguiente ¿no le gustaría probar algo de lo que
tenemos para esta semana?
—Es un placer conocerle,
tenía muchas ganas. Pero ahora mismo lo que me apetece es pollo frito con
patatas.
—¡Bueno! —el chef estaba
atónito, e intentaba controlarse por respeto a los demás comensales— sabe que
voy a hacer, le voy a invitar a una bandeja con las pruebas de todos los platos
que servimos esta semana. Luego me dará su opinión y me dirá cuál le gusta más,
y seguro que lo pide. Además, lo vamos a acompañar con un vino blanco de una
reserva muy especial de mi bodega.
Dio aviso al servicio
para surtir al Manolo de todas aquellas muestras. La mesa se llenó de pequeños
platos con distintos alimentos, que desprendían un aroma que invitaba a
probarlos todos juntos.
Manolo algo tímido
comenzó a probar aquellas delicatessen, realmente todo le gustaba, ahora comprendía
aquella fama tan merecida, de un hombre que creaba aromas y sabores que nunca
en su vida había catado.
El joven llenó dos veces
el vaso con aquel exquisito vino blanco que parecía haber sido elaborado por
los dioses.
Cuarenta y cinco minutos
más tarde, el chef que observaba a Manolo, se fijó en su cara de denotaba placer,
todo lo estaba gustando y eso le producía una agradable satisfacción.
—¿Le ha gustado todo?
—Excelente, es usted un
magnífico chef, su fama es bien merecida.
—Muchas gracias,
caballero ¿y ahora, que plato le gustaría pedir?
Manolo miró al chef,
dedicándole una sonrisa, se levantó para darle la mano.
Hay que comer de todo. Bueno, menos carne humana si se puede evitar.
ResponderEliminar☺️☺️☺️ Increíblemente caprichoso comensal. Pero bueno, como "truco" me gustaría ir a practicarlo, degustar de todo eso y de la delicia del vino.
ResponderEliminarEsta vez no fue un final inesperado, TODO lo fue.
Gracias Mar por arrancarme una sonrisa. Te dejo un abrazo grande!
¡Qué relato más original! Me encanta, sin duda me quedo por aquí para leer más de este tipo.
ResponderEliminarBesos.
Ese Manolo es un listillo jajaja, muy bueno, me gustó. Saludos.
ResponderEliminarUn hombre de objetivos claros
ResponderEliminarPaz
Isaac
Uy es que el pollo frito con patatas es muy rico. Buen relato me hiciste reir. Te mando un beso.
ResponderEliminarBoa tarde. Parabéns pelo seu maravilhoso trabalho. Vontade de provar essa delícia.
ResponderEliminarMe ha encantado, por su originalidad y por su final, qué nada, que quiere pollo con patatas! Saludos!
ResponderEliminarPensaba que iba a ser una receta pero ha sido una historia genial ^^
ResponderEliminarMuy divertido, nada como un pollo frito con patatas, comidas mas tradicionales! Disfruté leyendo, que tengas un buen fin de semana. Abrazo
ResponderEliminarJajaja, desde el título me ganó la risa. No por tu relato ni nada tuyo, por supuesto. Lo que pasa es que "pollito con papas" es un albur aquí en México, y hasta una canción existía que llegué a escuchar cuando era niño.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarJajajaja, oye, pues no es una mala técnica para comer gratis (aunque hacerlo a posta no sé yo si es muy ético).
La verdad es que me gustan esos restaurantes que hacen comida de autor, las cosas como sean, pero a la vez soy muy pro de los platos de toda la vida, que entiendo que haya restaurantes que ofrezcan ciertos platos para un público específico, pero claro, eso es un riesgo para quienes van con las ideas fijas, y el prota veo que las tiene.
Besotes
Manolo es uno de los pocos seres humanos en el mundo que sabe muy bien qué es lo que quiere.
ResponderEliminarBien por Manolo.
Saludos,
J.
Para gustos colores. Buen post. Voy revisando.
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