A 500 metros
Conducir con una espesa
niebla no le resultaba cómodo, sin embargo, no le quedaba más remedio que
seguir adelante. El camino era largo y a cuarenta por hora tardaría más de la
cuenta en llegar al destino.
Por un lado, la niebla le
venía como pintada, sabía que si había algún control no estarían en esa zona,
era una carretera solitaria, la conocía de sus tiempos mozos, cuando viajaba al
pueblo colindante para ver a las muchachas que salían a divertirse. Y, por otro
lado, estaba convencido de que no se encontraría con alguna otra persona.
Recordaba cuanto había
disfrutado en su juventud, noches enteras de juerga conociendo mujeres de todos
los tipos. Sin embargo, no echaba de menos aquella época, ahora estaba asentado
y gozaba de una buena vida.
En la radio una canción
de los ochenta, subió el volumen, era como le gustaba escuchar música, aunque
no duró mucho, los tumbos en el maletero le hicieron bajar un poco el volumen.
Pensó que era mala
suerte, que se hubiese despertado, ahora viajaría intranquilo, no contaba que
la niebla le retrasase tanto. Apretó un poco el acelerador, no quería parar e
inyectar un nuevo sedante a la pasajera que transportaba.
Podía haberla acomodado
en el asiento trasero, después de darle vueltas, optó por el maletero, en el
caso que se despertase podría sorprenderle y acabar empotrado contra un árbol o
caer por un terraplén.
Miró los kilómetros
recorridos y supuso que solo quedaban quinientos metros, estaba cerca del
bosque, de aquella frondosa arboleda donde tenía idea de parar y terminar el
trabajo.
Parecía que la niebla se
iba disipando, por momentos había claros en el que se podía ver la luna, volvió
a subir la música, la canción que sonaba era una de sus favoritas.
Le vino la imagen de su
hija llorando, al ver que se marchaba a esas horas de la noche. A pesar de las
explicaciones, la niña no entraba en razón y al final tuvo que salir a
hurtadillas ocultando el bulto en el maletero.
Salió de la carretera por
un camino de tierra que se adentraba en pleno bosque, paró y esperó que
terminase la canción.
Los golpes contra la
chapa cada vez eran más fuertes, ya estaba totalmente despierta, eso le daba
una ventaja, no tendría que esperar, ya estaba lista.
Se puso unos guantes
gruesos, había que protegerse, calzó unas botas de goma y un traje de aguas.
Con una cuerda hizo un lazo calculando más o menos el tamaño del cuello y se
acercó a la parte trasera del coche.
Antes de abrir escuchó el
aullido de una manada de lobos. Pensó en
lo listos que eran, esperaban con ansia que el maletero se abriese, ya no
necesitaba la cuerda, los aullidos se escuchaban demasiado cerca, tenía que
apurarse o estaría en apuros.
Mar! Qué bueno este relato. Pensé... Ya sabes. Ni por asomo imaginé el final. Eres grande amiga! Te mando abrazos bien fuertes.
ResponderEliminarNo imagino nada. Tampoco vengo para que me devuelvas el comentario.
ResponderEliminarEscribir es un arte y me gusta comentarte. Dejas que la mente cree y se abra mientras vas escribiendo lo que sale de vos en el momento. No sé si has borrado o escribes sin borrar tus pensamientos.
Disfruto lo tuyo. :)
Un abrazo
desde mi ciudad y el viento
Un buen y sorprendente giro final, en tu relato !. Nos temíamos lo peor... pero las apariencias a menudo enganyan ! jejeje
ResponderEliminarSaludos ;)
Qué tranquila me he quedado al leer el final! Estupendo relato, Mar! Lo que presagiaba al principio ha girado magistralmente. Qué bonito final! Felicidades! Feliz finde!
ResponderEliminarMe encanta esa distracción inicial. Cómo poder suponerse ese final. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarQue dulce relato me sorprendió el final tan tierno el lobito volvió a su hogar. Te mando un beso.
ResponderEliminarBom dia meu querido amigo. Obrigado pela história maravilhosa e interessante.
ResponderEliminarCasi no quedan humanos así. Lo normal es que cocinen a la loba y se la coman acompañada de un buen sofrito, por eso humanos así valen tanto.
ResponderEliminarLos niños nunca comprenden las acciones de los adultos, por eso son niños.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Hola!
ResponderEliminarEncantador relato, me ha hecho feliz ese final!
Me mantuvo en completo suspenso.
Un saludo
Hola guapa :)
ResponderEliminarpues me has despistado pero bien jejejeje creía que el final iba a ser otro diferente y mucho menos amable, por no decir algo peor, así que me ha gustado más de lo que esperaba.
Besos :D
Siempre siempre dejas una imaginación libre que confunde un final inesperado. Todo parece ser como se imagina y de un pronto cambia todo de la manera menos esperada. Eso es enganchar al lector. Bravo.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarY de nuevo he estado durante toda la lectura con el corazón en un puño pensando en cuál sería el desenlace, que ya te digo que para nada me lo imaginaba, vamos, mi mente ha hecho mil cábalas, porque te conozco y sé que sabes dar esos giros brutales, pero vamos, que ni me he acercado.
Como siempre, un placer inmenso leerte.
Besotes
Esta vez tenía tres opciones por el contexto de la historia, o un asesino despiadado que se deshace del cadáver en el bosque o un rescatador de animales o bien se había muerto la mascota y la sacaba a escondidas para que no llorara la niña, así que acerté al 33.33 % ;)
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