No quiero estar aquí
El traqueteo del viaje la
mantuvo despierta durante varias horas, mientras, observaba a las que viajaban
con ella, no podía creer que todo el camino lo pasasen relajadas.
Lo cierto, era que ella
iba bastante cómoda, le había tocado la parte de arriba y parte de su cuerpo
reposaba sobre alguna de sus compañeras, aunque ninguna se quejó.
El viaje llegó a su fin,
escuchó voces dando órdenes de como desalojar el camión, y la colocación de
cada bulto. Carreras de un lado para otro, mientras decidían la distribución
exacta, dependiendo de la orden de salida de cada especie.
Sintió unas manos rozando
su piel, se estremeció, de sobra conocía su destino. El tiempo bajo el sol,
balanceándose con el viento, había terminado, ahora le correspondía hacer su
función, ser la vitamina de otros, dar placer a alguien desconocido, que sin
remordimientos paladearía su esencia, permitir que la despojasen de su piel y
finalmente dejar de existir.
A lo que no podía dar
crédito, era que la mezclasen con aquellas de baja categoría. Había nacido para
ser suprema, especial y ahora, su destino estaba junto a las irregulares, a las
manchadas, a aquellas que descartaban por su poco valor, porque su aspecto no
era agradable a la vista.
Las acomodaron en un
almacén oscuro, al día siguiente comenzaría el reparto por distintas zonas de
la ciudad, serían manoseadas, descartadas o admiradas. Ya todo dependía del
cliente.
No pudo contenerse y
gritó con toda su fuerza:
— ¡No quiero estar aquí!,
¡yo no soy como vosotras!, ¡soy especial!
Las compañeras que
estaban en el mismo cajón, comenzaron a rodar, hasta que le sacaron su puesto
en la parte superior, al tiempo que le respondían:
— ¿Te crees muy especial?
Pues, no eres más que una simple naranja, igual que nosotras.
Jamás lo imaginé, jamás. Siempre tendrás esa habilidad amiga. Un gran abrazo Mar 🤗
ResponderEliminarUma bela história, muito boa, gostei!
ResponderEliminarTe desejo uma ótima sexta-feira.
Beijos
Como es tu sello particular es hasta el final donde se nos revela el misterio. Nunca pensé en naranjas, te soy honesta. Muy original. Saludos.
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ResponderEliminar¡Hola!
🤣que divertido y original. Mira que, mientras iba leyendo pensé que serían mariscos, pero fue un final tan inesperado. Jamás se me pasó que serían las naranjas. Muy bien planteado el texto.
Un saludo
Pobre naranjita. Y todo ser es especial y diferente hasta una naranja.
ResponderEliminarCaramba!!! Absolutamente fascinante.
ResponderEliminarFelicidades
Isaac
me gustas como eres y escribes como comentas
ResponderEliminarun abrazo desde un dia de lluvia
Siempre con la intriga hasta el final, enganchando al lector para que no se vaya sin leerlo entero. Magnífico como siempre.
ResponderEliminarHola!!
ResponderEliminarDebo empezar ríendome jajajajaj, nunca me imaginé que el relato era de naranjas; me imaginaba una trata de blancas, luego como princesas capturadas de una guerra, en fin, un buen relato que mantiene al lector enganchado hasta el final y das ese golpe que nadie espera y un poco chistoso a la vez.
Saludos!!
Interesantisimo... no importa si somos naranjas ��, peras �� o lo que seamos el valor de cada quien se lo da es uno. No siempre es bueno ser del montón aunque estemos en él y aunque los demás no lo vean solo uno sabe lo que vale y debe hacerse valer por ello. Me encanta la forma sencilla de transmitir una lección y Enhorabuena por la expectación en que pones a los lectores �� saludos y un abrazo ��
ResponderEliminarComo siempre, sorprendiendo con el final. A lo sumo pensé que se trataba de ganado, pero esa descripción que haces también se puede aplicar a la fruta, claro está. Poco recorrido le queda ya a nuestra amiga, al mercado y a la mesa,bss!
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarY de nuevo, zas, me has pillado Jajaja.
Vamos que ni por asomo me hubiese imaginado que la protagonista del relato era una naranja.
Aunque sea una "simple" fruta, debo decir que me has hecho pensar en que todos nos deberíamos valorar más, aunque otros no vean nuestro "poder".
Besotes