Cuando acecha la noche
Abrió la puerta mirando
hacia todos los lados, la cerró tras de sí, al tiempo que se apoyaba intentando
coger aire. Más de doce kilómetros corriendo, vigilando que nadie ni nada lo
seguía, intentando no desfallecer hasta ponerse a salvo.
Un paseo nocturno se
había convertido en una experiencia de terror, algo que jamás en su vida podría
imaginar, cuando vio a ese ser, su corazón se quedó bloqueado y pensó que
moriría en soledad y aterrorizado. Hizo un esfuerzo sobrehumano para volver a poner
aquel músculo que le daba vida, en movimiento, centró su cerebro en las piernas
para que estas se movieran lo más rápido posible.
Ahora estaba convencido
de que existían seres de otro planeta, especímenes que nos visitaban por la
noche, criaturas terribles que llegaban para estudiarnos o a saber lo que
querían de nosotros.
Apoyado contra la puerta
fue bajando la espalda hasta quedar sentado en el suelo, necesitaba unos
minutos más, su cuerpo estaba fatigado, su cabeza le daba vueltas a lo que
había visto, nunca en sus treinta y cinco años de vida se hubiese imaginado que
el miedo podría haberlo matado. Daba gracias por haber podido escapar del
horripilante vestiglo que estuvo a punto de devorarlo.
Un ruido tras la puerta
le hizo volver a ponerse en alerta, ¿acaso aquel ente lo había seguido?,
despegó la espalda de la puerta y se arrastró hasta la pared, se levantó poco a
poco hacia la ventana contigua. Fuera no había nada, la noche estaba tranquila,
la luna resplandecía completamente llena, iluminando parte de la ciudad.
Intentó escuchar, estaba
seguro de que algo estaba junto a la entrada, casi podía oír su respiración,
notar su presencia. De nuevo miró por la ventana sin ver nada, decidiendo
quedarse vigilando, de todas formas, no podría dormir.
Se despertó dolorido,
finalmente el sueño lo había vencido, era de día, escuchaba a los niños
cogiendo el autobús para el colegio, a las madres y padres charlando
animadamente en la acera.
Se dio una ducha, la
necesitaba, se dirigió al parque donde todo había sucedido, algún rastro
quedaría de aquel engendro.
Las flores comenzaban a
abrirse al nuevo día bajo un sol cegador. La gente paseaba o apuraba el paso,
todo estaba tranquilo, como si nada hubiese pasado, pero él sabía que los
vigilaban, que intentarían cazarlos como a animales, aquel ser por poco se le
echa encima, casi lo atrapa, esa noche había tenido suerte.
En el lugar exacto donde
todo había comenzado, se quedó petrificado mirando a la criatura, la demás
gente pasaba por su lado, tranquila, algunos sonriendo, otros sacando fotos.
No podía creer lo que
estaba viendo, al lado del ser un cartel anunciando la llegada del carnaval.
HOLA HOLAAA!!
ResponderEliminarMaravilloso
Te ha quedado genial
Un besote desde el rincón de mis lecturas💞
El carnaval y sus disfraces además de aportar alegría y color, también nos da algunos sustos. Eso y la sugestión. Muy buen relato, Mar. Felicidades! Un fuerte abrazo! Buen fin de semana!
ResponderEliminarMuy bien lograda la atmósfera terrorífica y al final resulta que todo fue una mala broma de la mente. Se me ocurre que así nos pasa a veces con los miedos, nos los imaginamos peores de lo que en verdad son. Un gran relato. Saludos.
ResponderEliminarlove the creatures in carnival....
ResponderEliminarwonderful story, especially at the end.....
Thank you for sharing
Estamos tan atravesados por la "cultura de masas" que cualquier cosa que se parezca remotamente a otra cosa nos causa pavor. Y después nos deja en ridículo. Del temor se vuelve, ¿y del ridículo?
ResponderEliminarSaludos,
J.
Uy asombrosa historia como siempre adoro tus finales. Te mando un beso.
ResponderEliminarLa mayoría de veces nos traiciona la mente. Bueno, aquel que la tenga.
ResponderEliminarRealmente me sorprendiste, me lo imaginé devorado por el monstruo, nunca me imaginé ese final, me encantó realmente; la mente a veces nos juega malas pasadas, sin dudas, felicitaciones, te dejo una invitación a una propuesta dominguera de nuestro blog, ojalá te guste, un abrazo, Patricia F.
ResponderEliminarLos invitamos a pasar por nuestro blog para que empiecen a jugar junto a nosotras https://somosartesanosdelapalabra.blogspot.com/2022/02/desayunos-artesanos-dia-1.html
Me ha encantado el relato y me he quedado con ganas de más, porque escribes muy bien.
ResponderEliminarUn beso.
La atmósfera que vas creando nos va sugestionando y al final, solo al final caemos en la cuenta.
ResponderEliminarEl poder que tiene la mente para creer, y crear historias...
ResponderEliminarY el miedo, ese ente capaz de hacer creer que se puede morir por él.
Fantástico en lo literal y en la historia, con un final sorprendente y que, también invita a la reflexión. Muy buen relato!
Un abrazo:)
Marrrrr! El día que podamos imaginar siquiera alguno de tus finales, ese día SE ACABA EL MUNDO. Te salió maravilloso, me encantó como siempre y un poco más cada vez.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo en nombre de Toya mi perrita, que tanto extrañaré, y mío.
🌹🌹🌹
Aplausos!!
ResponderEliminarVaya tensión he tenido durante todo el relato... ¡¡Menos mal que ha acabado en un Carnaval!! Je je je
Madre mía te ha quedado genial!!
ResponderEliminarBuenísimo, Mar.
ResponderEliminarNos llevas de la tensión y el terror hasta el simpático final. El pobre protagonista estuvo a punto de asistir al Carnaval disfrazado de angelito. 😅🤣
Yo recuerdo un caso igual, un día que llegué a casa algo achispado, ebrio dirían después, cuando al subir las escaleras me topé con la vecina del quinto. 😝😂
Muy buen relato, Felicidades. 👏🏼👏🏼👏🏼
A propósito, ¿por qué no me llegan las notificaciones de las entradas al email? ¡¿Qué habré hecho?!
Un abrazo, 😊🤗👍🏻
No se si Spiderman o cualquier otra peli que se le parezca, pero qué miedito. Me ha gustado mucho este relato de terror. Felicidades, cada día te superas más.
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