Enero mágico
Cuento
Las tronas de los Reyes
Magos estaban preparadas, los pajes distribuidos de forma que, unos recogían a
los niños y otros los ayudaban a sentarse en el regazo de los ancianos, para
decirles al oído que regalos deseaban.
Una fila de niños llenaba
el centro comercial, dando la vuelta por varios pasillos distribuidos de manera
estratégica, donde se exponían los juguetes y juegos más demandados. Casi a lo
último llegó Ramoncito, su madre tiraba de él para que se colocase a la fila,
mientras sacaba la cámara de fotos.
El niño parecía que
estaba allí a la fuerza, sacaba su cabeza hacia el pasillo para mirar a
Melchor. Ya tenía ocho años y en el colegio le habían dicho que no existían,
que eran señores disfrazados. Escuchar eso le había causado mucha tristeza,
pues a pesar de que llevaba tiempo sin traerle lo que pedía, confiaba que algún
año recibiría ese regalo que tanto deseaba.
Tres horas esperando su
turno, la madre sacaba y guardaba la cámara cientos de veces, agarraba fuertemente
la mano del niño, mostrando más ilusión que la propia criatura.
—¿Crees que llegaremos
antes de que sea de noche?
—¡Claro que sí, Ramón!
Mira, ya solo quedan treinta niños delante.
El niño que estaba
delante de Ramoncito, se dio la vuelta y le preguntó que tenía pensado pedirle
a los Reyes Magos.
Ramón lo miró con
sorpresa, no lo conocía de nada, sin embargo, se acercó y al oído le dijo “No
existen”
El niño lo miró con
lágrimas en los ojos, dando gritos mientras lo insultaba. Se quedó inmóvil,
mirando como aquel niño se volvía loco.
Melchor se levantó de su
silla al oír los lloros y se acercó hasta el niño, que se calmó al momento
gritando “este niño dijo que tú no existías”.
El anciano miró muy
detenidamente la cara seria de Ramoncito.
—¿Por qué le has dicho
eso? ¿Crees que no existimos?
Ramón miró aquel hombre
con su barba blanca, su corona dorada, los ojos azules y la poca piel que se
divisaba llena de arrugas.
—En el colegio me dijeron
que no existíais, hasta ahora nada me demostró que así era, estos años he
pedido una cosa y nunca me la habéis traído.
—Y por eso ya deduces que
no existimos, a veces lo que uno pide tarda en llegar, pero finalmente llega,
todo es cuestión de fe, de desearlo con ganas, de luchar por conseguirlo. ¿Dime
que has pedido?
Ramoncito se acercó y en
bajito le dijo cuál era su regalo, el que llevaba pidiendo los dos últimos
años.
—¡Bien!, Pues seguro que
este año, tienes tu regalo asegurado. Voy a llamar a los pajes verdes, ten un
poco de paciencia, esta noche conseguirás hacer realidad tu deseo.
Regresó a su silla
forrada de terciopelo rojo, y continuó atendiendo la fila de niños que
esperaban ansiosos poder acercarse. En ningún momento perdía de vista a
Ramoncito, que de vez en cuando lo miraba con los ojos muy abiertos deseando
que su deseo se cumpliese.
Una hora más en la fila,
Ramoncito se sentó en el regazo de Melchor, mientras su madre sacaba fotos a
destajo y reía de forma alocada.
La policía la sujetó
intentando no asustar a los niños. Fue sacada del centro comercial detenida.
Mientras tanto Melchor acompañó al niño hasta una sala. Allí estaban unos padres que habían perdido a
su hijo en un día como aquel, dos años atrás.
Ramoncito creció sin
dejar de creer, de tener fe. Enero sería siempre el mes mágico.
Ay, ay, ay... la parte final tuve que leerla dos veces. Me encanta cómo, en un relato aparentemente "tranquilo", logras meter un elemento de desasosiego, de miedo y de inquietud. Menos mal que Ramoncito regresó con su verdadera familia y obtuvo el mejor de los regalos. Saludos.
ResponderEliminarEs verdad querida Mar, que siempre lo logras. Gracias por este regalo mágico de un mágico Enero. Feliz Año! Abrazos a montones.
ResponderEliminarBela história de um Janeiro mágico. adorei!
ResponderEliminarFeliz 2022.
Um abraço.
La fe siempre mueve montañas. Bello relato. Te mando un beso
ResponderEliminarQué sorpresa final nos habías guardado! Estupendo relato! De la magia real al suspense en un solo párrafo. Felicidades y felices Reyes!
ResponderEliminarTodo empezó con el niño, desengañado prematuramente, diciendo la verdad. Bueno, media verdad. Porque los reyes existen pero en lugar de dar se lo llevan todo.
ResponderEliminarRealmente me has sorprendido con el final, no lo imaginaba, sólo pensaba qué habría pedido Ramoncito, me encantó la sorpresa, gracias un bello regalo de cumpleaños para mí, pues dos de enero es mi cumple, me encantó leerte; feliz comienzo de año para ti, saludos, Patricia F.
ResponderEliminarUna historia muy fuerte, con un mensaje de la importancia de la gratitud y la fe en nuestras vidas! Un feliz año 2022! <3
ResponderEliminarLa fe tiene mucha importancia❤
ResponderEliminarvery nice story...I also really like the illustration.
ResponderEliminar
ResponderEliminarQué historia tan maravillosa como siempre. ¡Lo importante es nunca dejar de creer! :) ¡Feliz año 2022!