El plan de Cenicienta
Desde el momento que supo que habría un baile en el palacio real, ideó un plan para poder asistir a tal evento, ya estaba cansada de ser una pobre huérfana acogida por aquella familia que le daba cama y comida a cambio de las tareas del hogar.
Sabía que al baile iría
toda la gente poderosa y rica, un ágape que se celebraba para buscar esposa al
príncipe, el cual ya pasaba de los cuarenta, era un juerguista, un mujeriego,
un vividor. El ultimátum era casarse o nunca accedería al trono.
Buscó en el pueblo a una
de las cortesanas más poderosas, una mujer que ya entrada en años mantenía su
belleza y su poder, ella tendría vestidos bonitos y elegantes, no le fue
difícil conseguir uno de esos que la haría parecer una aristócrata.
Si de algo estaba
orgullosa era de sus pies, eran hermosos y tendría que lucirlos con algún tipo
de zapato que se adecuase al atuendo que vestiría. Habló con el vidriero, sabía
que realizaba trabajos excepcionales con el vidrio soplado, le encargó unos
zapatos de cristal donde los pudiese lucir y al tiempo llamasen la atención
tanto por el diseño como por lo espectacular. Para el vidriero fue un reto,
pero lo consiguió, realizó un trabajo digno del oficio.
Le faltaba el transporte,
estaba segura de que ninguna dama llegaría a pie al banquete. Con algunos
ahorros que le iba sisando a la jefa consiguió un carruaje que la llevaría y la
iría a buscar. El dinero solo le llegaba para unas horas, a las doce en punto
quedó en recogerla, quedaba avisada que, si no estaba a esa hora tendría que
volver a pie.
Llegó al evento como una
princesa, todos la miraban preguntándose quien era, de donde venía, alababan el
hermoso vestido y aquellos raros pero elegantes zapatos de cristal.
El príncipe tan pronto la
vio quedó embobado, bailó, paseo por el jardín y se quedó asombrado de aquella
hermosa mujer que en pocas horas lo había cautivado.
Escuchó la primera
campanada de las doce y echó a correr para llegar a tiempo al carruaje, el
príncipe corrió tras ella y lo único que encontró fue uno de sus zapatos.
Cenicienta volvió a casa
triste por perder aquel zapato que ahora tendría que pagar al vidriero,
enfadada por no haber conseguido su objetivo, descontenta por tener que
regresar a su pobre vida.
El príncipe guardó aquel zapato que cada vez que lo miraba le recordaba a la bella mujer de la que nunca volvió a saber nada. Finalmente se casó con una joven que estaba tan ilusionada que no sabía dónde se metía.
Cuanto se disfruta elaborando el gran plan que cambiará la vida, sin pensar que otros factores pueden intervenir de forma espontánea, que dejarán ese gran objetivo en una buena anécdota o deliberadamente en la cruda realidad.
Tan alto se vuela, tan dura es la caída.
ResponderEliminarMe hizo pensar en tanta gente que aunque parezca mentira sale asi...a la busqueda ...a cazar una presa para posicionarse en un nivel o status social...muy triste realmente...y finalmente hay cosas que no decidimos nosotros...cada quien tiene un destino...y ese destino es implacable... Me ha gustado tu historia con moraleja...Besosss
ResponderEliminarBuen relato me gusto el final tan diferente al cuento. Te mando un beso
ResponderEliminarUna historia diferente de Cenicienta, jamás se me hubiese ocurrido. Y ella con una mentalidad tan diferente a la Cenicienta del cuento, que salió contrariada por lo que no pudo conseguir. Me encantó.
ResponderEliminarGracias Mar, abrazos!
El final es impactante ❤
ResponderEliminarCriativo. Cordiais cumprimentos! Yayá.
ResponderEliminarMe encanto esta nueva versión de La Cenicienta y mostraste lo que verdaderamente es un príncipe jeje me dejaste con ganas de más 💜
ResponderEliminarUn besote desde Plegarias en la Noche
A história da Cinderela, inspiradora para um contarelo de diferente epílogo.
ResponderEliminarA realidade, de facto, é que nem sempre conseguimos alcançar aquilo com que sonhamos.
Abraço amigo.
Juvenal Nunes
Me ha encantado la historia, una cenicienta diferente a la que nos tienen acostumbrados, los principes de hoy en día, lo que soñamos y nos es difícil de alcanzar, me has dejado con ganas de más como con todas tus historias.
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha alucinado la versión que nos has dado, en serio.
Una mujer que no necesita de magia para conseguir lo que desea, y que por sí misma consigue su objetivo. Vamos, un claro ejemplo del empoderamiento femenino.
Aunque lo de tener que pagar al vidriero por perder el zapato es una faena grande.
Besotes
Había leído y visto varias versiones de la historia de Cenicienta y me has sorprendido con la tuya propia. Eso de los zapatos nunca lo había cuestionado y ahora ya me quedo con la duda de cómo aguantaron enteros una noche de fiesta,bss!
ResponderEliminarTodo por pensar que podía cambiar su vida haciéndola más atractiva para los demás pero no para ella misma. En fin.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Nunca había leído este cuento de la Canicienta desde esa perspectiva. La verdad que cambia todo mucho.Hoy en día se utilizan los intereses propios por encima del corazón, seguramente por eso hay tantas personas infelices. Me ha encantado leerte.
ResponderEliminarzapatasevilla.es
ResponderEliminarLos zapatos de mujer son como el zapato perfecto de Cenicienta: deben calzar a la perfección para que quien los use se sienta cómoda y segura en cualquier ocasión.