Un mar de dudas
A través de la ventana observaba el ir y venir de sus vecinos, aquellos que ajenos a su destino continuaban con su vida; no los culpaba; no estaban al tanto de su pena, de la tristeza que la consumía, de esa inquietud y malestar que no podía explicar, su preocupación estaba latente comenzando a notar como su corazón se aceleraba, su estómago se encogía produciéndole una angustia y un dolor que dentro de todo lo malo le acababa gustando, al menos sentía algo y eso quería decir que seguía allí, en la tierra, en el mundo de los vivos, en su casa, en su hogar.
Sus dudas siempre eran
las mismas desde aquella fatídica noticia, podían ser ocho meses o con suerte
un año el que le quedaba por tener los ojos abiertos, por escuchar el sonido de
la calle, por saborear una buena comida, o calmar su sed, el dilema que sentía
era lo que pasaría después, ¿Qué sería de ella?, ¿Quién se acordaría?, ¿Quién
la lloraría?, ¿quién…?, ¿a dónde iría?, ¿si estaría bien?, o ¿si sería verdad
todo aquello que escuchaba sobre una vida en el otro lado?, todo era un
interrogante para el cual no tenía una respuesta y eso le creaba incertidumbre,
aprensión por no saber, por tener miedo, por no aceptar su destino.
Miraba despuntar el sol
que le daba de lleno en los ojos, no quiso cerrarlos pues ya los cerraría en su
momento, ahora disfrutaría de todo aquello a lo que no le había dado
importancia, se había permitido el lujo de dejar pasar la sencillez de las
pequeñas cosas, aquellas que no se valoran hasta que estas a punto de perderlas.
Pensaba en que valientes
eran algunos que vivían al límite y otros como ella tan cobardes que querían
seguir viviendo, aunque solo fuese para ver salir el sol.
Se recostó en el sillón
sin aceptar lo que estaba por venir, no lo aceptaría nunca, ella sabía el
tiempo que le quedaba, otros no tenían ese privilegio, se resistiría con todas
sus fuerzas aun sabiendo que daría igual, si se tenía que ir lo haría luchando
hasta el final. Todo lo que pensaba eran contradicciones que ella misma
reconocía, nadie estaba preparado para saber el momento y eso le suscitaba
demasiados temores sin respuesta, como el miedo a lo desconocido, el pánico a
la oscuridad y la rabia, mucha rabia.
Te quedo genial el post y por cierto me flipa tu diseño de la web.
ResponderEliminarTe mando un saludo.
Y te espero en mi blog con un nuevo post.
Uy! Me ha erizado la piel. Sentí lo que ella sintió en el estómago, lo viví. A veces tiene qué suceder algo así para que aprovechemos esas cosas sencillas tan valiosas que no se compran con nada. Lindo relato lindo!!!
ResponderEliminarMuchos abrazos querida Mar💖💖💖
Hermoso relato siempre hay que aprender de nuestras adversidades y sacar algo nuevo y mejor. Te mando un beso
ResponderEliminarSolo cuando vencemos nuestros miedos somos libres. Yo soy más de agua dulce.
ResponderEliminarQuando enfrentamos o desconhecido, entramos num labirinto de onde é difícil sair.
ResponderEliminarSó vencendo o medo e com serenidade, conseguiremos encontrar a saída!
Um belíssimo relato que, na realidade, pode acontecer .
Te felicito.
Un abrazo!
¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad, y lo digo por desgracia porque lo he vivido con un familiar, el saber que el tiempo es ya limitado, es algo muy difícil de sobrellevar. Cierto es que, y lo digo visto desde fuera, te ayuda a valorar más las cosas, a encontrar en las cosas pequeñas de la vida grandes momentos... Pero aunque se intente empatizar con el que lo vive, creo que es imposible poder sentir lo que ellos sienten.
El relato es precioso.
Y no, no cerremos los ojos al sol, porque aunque a veces nos ciegue, también nos lo da todo.
Besotes
Yo lo he vivido y se pasa mal sabiendo que queda poco tiempo, es algo que nunca esperas y difícil de llevar, valoras mucho más el levantarte por la mañana y seguir con nuestras rutinas, hay que disfrutar de la vida a tope , yo vivo siempre pensando en eso, mi caso es por salud, no siempre me encuentro bien y aprovecho siempre el día lo más que puedo. El relato el muy bonito. Un beso!
ResponderEliminarQué angustia, esos momentos de espera con fecha, días más, días menos. Está llena de vida aunque esta se haya rebelado y quiere vivir y seguir aferrada a la realidad que fue construyendo libre. Has descrito la amargura de una sentencia con todo detalle.
ResponderEliminarGrandioso.
Hola! Precioso relato que me ha llenado de sentimientos ya que lo has descrito muy bien, es difícil vivir sabiendo que queda poco tiempo por lo que hay que vivir el momento, el día a día y disfrutar de la vida minuto a minuto. Un beso.
ResponderEliminarUma bela história que na realidade pode acontecer.
ResponderEliminarBoa noite e um maravilhoso domingo.
Beijo, saúde e paz
Hola,
ResponderEliminarConocer que te queda un tiempo aproximado tiene que ser de las cosas más duras de vivir. Imposible no pasarse el tiempo reflexionando y en un mar de dudas...
Saludos
Desgarradora historia que nos muestra la cruda realidad de la vida, la situación de la protagonista es muy dura, quizás sus ganas de vivir le den más tiempo de existencia, ojalá..
ResponderEliminarQuantas inseguranças e incertezas vivemos ao longo da vida...
ResponderEliminarA nossa caminhada visa ultrapassá-las e encontrar quem possa constituir-se um conforto para vivermos melhor.
Abraço amigo.
Juvenal Nunes
Es un relato un tanto triste, no deberíamos esperar a llegar a un momento como ese para descubrir el valor de la vida, lamentablemente es algo que se ve mucho, como diría Oscar Wilde, la mayoría no vive, solo existe.
ResponderEliminarUff, vaya momento...yo creo que a nadie nos gustaría saber cuándo se le paran las agujas a nuestro reloj, porque una opción muy probable sería esta reacción y los menos empezarían a hacer locuras...bss!
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