Empíreo mensaje
Toda la vida había sido la típica persona al que definían como “campechano”, el que nunca hablaba mal de nadie, el que siempre acudía cuando se le necesitaba, el que conversaba con cualquiera manteniendo la misma actitud, el que sonreía, ese que se reía de sí mismo. Un hombre que lo tenía todo sin embargo su único afán era ser amigo, hijo, padre, marido, hermano, era ese tipo de personas que apenas quedaban.
Ese día estaba triste, se
reflejaba la pena en sus ojos, en su forma de caminar y de hablar. Sentado en
el sofá miraba al vacío, su familia sabía lo que le pasaba y decidieron dejarle
con sus pensamientos, sabían que necesitaba el tiempo y el espacio suficiente
para asimilar todo lo sucedido hacía menos de cuarenta y ocho horas.
—Mi querido amigo, mi
hermano, mi compadre, no me gusta verte así, no puedo verte tan triste.
Unas lágrimas bajaron por
sus mejillas, le dolía el corazón, sentía que una extraña sensación se
apoderaba de sus entrañas, tan solo una vez en su vida había sentido lo mismo,
aquella vez que parecía que el mundo se le caía encima y, sin embargo, el
tiempo fue mitigando la pena, la tristeza, haciendo que el dolor fuese
soportable.
—Amigo, si supieras lo
que yo siento, estoy seguro de que no te sentirías así.
Por momentos creía
escuchar la voz de aquel que ya no estaba, de su amigo, de su hermano, de su
compadre, aquel hombre que juntos habían recorrido el camino de la vida, aquel
por el que lo daría todo, sabía que él también lo haría. Encontrar una persona
tan completa era muy difícil, lo que no sabía era que su amigo estaba sentado a
su lado intentando calmar esa pena, sintiendo impotencia pues a pesar de tenerlo
cerca no podía consolarlo, entonces se le ocurrió sacarle de golpe una
zapatilla, era un juego que tenían desde muy pequeños. Su fuerza, su voluntad,
las ganas de sacar a su amigo de aquel sufrimiento le hicieron concentrarse en
esa zapatilla que voló por los aires como por arte de magia.
Pero qué bonito pero qué bonito!!! Ahora, aquí, en este segundo que necesitaba un mensaje así, me llega por medio tuyo, querida Mar. Cómo no agradecerte?
ResponderEliminarPrecioso tu relato. Generar esperanza es una dulce obra, y esto que hoy nos regalas es muy dulce. Cuatro abrazos y seis besos multiplicados por la cantidad que quieras. 💜💜💜💜💜💜💜
Tiene que resultar muy intranquilizador ver volar una zapatilla.
ResponderEliminarLa verdadera amistad no acaba siempre hay alfo que se queda con nosotros te mando un beso
ResponderEliminarUn texto hermoso, recién termino de leer todo lo contrario, ahora me siento feliz al leerte. Yo también siento y pienso igual, nos aguardo un lugar maravilloso.
ResponderEliminarAbrazo
¡Hola!
ResponderEliminarEs uno de esos relatos que sin duda nos pueden llenar de esperanza y pensar que todo no se termina cuando partimos.
Como te he comentado en otras ocasiones no soy de creer en ese "otro mundo", pero confieso que en el fondo de mi, me gustaría que fuese así.
Poder pensar en que sí podre reencontrarme con todos los que he amado y me han amado.
Como siempre, un placer leerte.
Besotes
Que bonito lo has logrado este relato empezando con la desesperanza y después como el personaje pudo sobre salir de esa tristeza y creer en la esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo desde Plegarias en la Noche.
Que bella historia y siempre pensé lo mismo, voy a vivir todo lo que me quiero llevar el día que no esté más en este plano físico.
ResponderEliminarMuy lindo, gracias!
Me gusta como escribes. Un relato lleno de esperanza. Creo que hay algo más después o eso quiero pensar. Un lugar incluso mejor donde el sufrimiento ya no está presente.
ResponderEliminarUn abrazo gigante!
Creo que sería bonito poder encontar en otro plano a nuestros seres queridos después de transitar por esta dimensión, bonito relato, me gustó el final.
ResponderEliminarPero qué texto tan bonito y con varios giros totalmente inesperados para mí. Un relato lleno de esperanza que en estos días hace mucha pero que mucha falta. Yo también prefiero pensar que hay algo después de la muerte.
ResponderEliminarSin duda sería muy bonito poder tener una experiencia similar con los que ya no están, que pudieran consolarnos por ese vacío que dejan...y darnos esperanza de que están bien y también lo estaremos,bss!
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