La uva dorada
Cada mañana acudía a la
cima del valle con su taza de café en mano, miraba al amanecer observando como
el sol comenzaba a despuntar cubriendo de oro todos aquellos racimos que
albergaban los frutos tan esperados. Su labor era cuidar el viñedo heredado de
aquel hombre que con orgullo había plantado cada pie en una tierra labrada año
tras año, de sol a sol cantaba por el pasillo del vino, conversaba sin
respuesta escuchando como el aire movía cada hoja, como crecían las vides, como
florecía su producción.
El secreto fue transmitido a su hija, ahora dueña de todo aquello que abarcaba hasta donde sus ojos podían alcanzar, ama y señora de un terreno labrado y cosechado con tanto amor que repercutía en lo que de allí crecía, la excelente calidad del vino, porque aquella uva pasaba de un verde oscuro, a un verde claro y luego a un amarillo dorado que le permitía presumir de su arte, porque como su padre decía:
“El arte se puede crear en cualquier cosa que hagas, siempre y cuando pongas en ello pasión, amor y dedicación”.
Palabras sabias de un hombre sabio, una frase que guardaba en su interior y que
recordaba cada mañana cuando aparecía el sol y bañaba con sus rayos toda
aquella extensión dando vida al fruto que miles de paladares disfrutarían.
Con cada apertura de una
botella de vino se abrirían miles de sensaciones que se iban acumulando con el
paso de los meses en cada una de aquellas uvas, ofreciendo al que lo probase
una percepción de un trabajo bien realizado, de un amor por lo excelente, un
sabor inigualable que sería recordado con cada sorbo.
La uva dorada crecía
junto a sus hermanas, allí en medio de todo aquel paisaje le daba vida a cada
cepa, a cada hoja, a cada racimo.
Pronto comenzarían a recolectar, a preparar cada botella como si fuese única, sin embargo, la uva dorada quedaría oculta para repuntar con la próxima cosecha y así volver a comenzar de nuevo creando ese arte líquido para el disfrute de todo aquel que llevase una copa a sus labios.
Ay Mar! De pronto me sentí en ese lugar, me transporté. Casi hasta me siento la dueña de ese viñedo. Sentí los aromas, también, claro, el del café. Gracias por tanto, Mar, abrazos!
ResponderEliminarBonita frase y el texto es precioso ❤
ResponderEliminarAh, el alcohol, qué gran compañero. Qué grandes resacas.
ResponderEliminarQue lindo... creo que los viñedos son lo mejor. Trasmiten paz, tranquilidad y a la vez el producto de un duro trabajo combinado con paciencia y amor. Sobretodo una persona ve el bien por ese duro trabajo cuando abre un buen vino añejo y disfruta de ello. Enhorabuena sin duda es un deleite de la vida... además de que me encanta el vino. En casa siempre bromeamos al decir "bebé un poco de vino para tus constantes Dolores de estomago" porque no solo es un buen acompañamiento sino hasta medicinal y aún si no necesitas esta medicina puedes usarlo como excusarse para saborearlo.
ResponderEliminarHola wapa! Un texto precioso! Me gusta mucho el texto y la imagen que la acompaña, sique asi preciosa!
ResponderEliminarbsss
¡Hola!
ResponderEliminarAunque mi zona no es de viñedos, me he podido identificar algo con el relato, porque soy de una zona agraria, donde los campos (por suerte), aun pasan de padres a hijos.
Donde cada año los agricultores se esfuerzan por trabajar la tierra y poder ofrecernos el fruto que obtienen de ella, aunque no siempre esté valorado.
Así que sí, cuando como alguno de los frutos de mi zona, es como si abriese la botella de vino que los viñedos de tu relato proporcionan.
Creo que todo aquel que haya crecido en un entorno rural sabrá de lo que hablo.
Besotes
Que bonito, cada palabra que leí me daba una tranquilidad. Precioso <3
ResponderEliminarUn besote desde Plegarias en la Noche.
Hola,
ResponderEliminarHe sentido como si tu relato me teletransportara en ese lugar. Me encantaría estar ahí con ese café disfrutando de las vistas del viñedo. Tiene que ser muy gratificante. En casa de niña teníamos uno pequeñito que mi abuelo cuidaba y me has traído muchos recuerdos bonitos.
Gracias
Sin duda todo lo que provenga de la tierra y se cultive con amor tendrá un mejor sabor. No hay nada más que comparar cuando nos regalan fruta o verdura "de casa" y la que compramos en el super...Qué bueno cuando sigue intacto de generación en generación,bss!
ResponderEliminarHola guapa
ResponderEliminarAy este texto me ha transportado a un verano en la toscana, me ha hecho sentir todas las emociones y las sensaciones maravillosas de estar allí
me ha encantado este viaje virtual!
un besazo
Hola guapa, pues yo que soy de beber vino en ocasiones especiales, he disfrutado mucho esta entrada, esta vista desde otro punto de vista y me ha parecido muy interesante! besos
ResponderEliminarmuy ricas uvas verdes
ResponderEliminarhola puedo hacerte tu iniciactiva me puedes seguir mi blog https://sweetdreamsbyrocio.blogspot.com
ResponderEliminarlos viñedos son de lo mejor que tenemos. el producto se consigue con duro trabajo y el resultado siempre es muy bueno, es una gozada cuando se abre un buen vino y el agricultor también se siente satisfecho.
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