En busca de pelea
Entró en el bar dispuesto
a todo, tenía ganas de pelea, ganas de sacar de su interior todo aquel odio que
llevaba días corroyendo su ser, decidió llevar a cabo la batalla del siglo,
necesitaba soltar golpes contra cualquiera que se cruzase en su camino, que
mejor que dentro de un bar, donde seguramente sería fácil encontrar a alguien
dispuesto a todo, estaba seguro de que no era el único que necesitaba
desahogarse, pegaría lo más fuerte posible o le pegarían, cualquiera de las dos
opciones le daría resultado a su mente y pensamientos nefastos.
La puerta chirrió a su
paso, la poca luz que desprendían aquellas bombillas amarillentas por el humo
de tabaco no le dejaban ver si estaba lleno o no. El aire estaba rancio de
tantos olores que allí se acumulaban, no podría descifrar un olor determinado,
solo le daban ganas de vomitar. Caminó unos pasos pensando que chocaría con
algo, sus ojos tardaban en acostumbrarse a la oscuridad. Lo primero que
encontró fue un taburete, lo movió para ajustarlo al espacio que le permitiera
apoyarse contra la barra, miró a los lados sin observar a nadie.
Una mujer a la que no
sabría calcularle la edad, con los ojos pintando de un azul eléctrico, los
labios seguramente operados pues le parecía que nadie nacía con aquello tan
abultado y de un color rojo desgastado por las zonas donde se veía que apoyaba
el cigarrillo.
—¿Qué va a tomar? —dijo
la mujer con voz chillona y con un acento que le pareció demasiado bruto,
aunque mirándola todo en ella era de una vulgaridad extrema.
—¡Un Whisky doble solo!
Se acomodó dando una
vuelta completa, sus ojos ya acostumbrados miraron todo el local, pensaba en su
mala suerte, no había nadie con quien pegarse, nadie que le pudiese pegar hasta
que el dolor le hiciese olvidar su odio.
La camarera le sirvió el
whisky —son doce euros—dijo mientras la bebida iba cayendo dentro del vaso.
—¿Oiga? ¿a qué hora
empieza a venir la gente?
—Pues, sinceramente le
digo que en una semana es el primero que entra —retiraba la botella y guardaba
el dinero en un bolsillo de su delantal
—¡Vaya, negocio de
mierda!
Ella no respondió se
retiró a una esquina sin decir nada, de vez en cuando introducía su mano en el
bolsillo para notar que el dinero era real.
La puerta de la calle
chirrió, desde su asiento observó la figura de una mujer, hasta que dio dos
pasos más no pudo ver que era hermosa, con una larga melena negra, una figura
esbelta, unos ojos grandes que miraban a todos los lados, la siguió con la
mirada hasta que se sentó en el taburete contiguo.
—¡Por favor! ¿Me puede
servir un Whisky?
Su voz era fuerte,
enfadada, si bien le gustaba como sonaba en su cabeza, la miró
—¿Es usted muy guapa y
tengo ganas de invitarla? —salieron las palabras que estaba pensando, no se
creía capaz de pronunciarlas, sin embargo, lo hizo mirándola de reojo.
—¿Perdón? —se dio la
vuelta para mirarle directamente a los ojos. —¿ha dicho que quería invitarme? ¡Pues
no!, no quiero que me invite, no quiero que me hable, solo he entrado a beber y
a estar sola.
—¡Tranquila, no se ponga
nerviosa!
—Usted tiene ganas de lío
¿verdad?, ¿está buscando algo? Porque si lo está buscando, lo va a encontrar.
La bebida de ambos vasos
se estaba acabando, él se dio la vuelta en el taburete para mirar a la hermosa
mujer, por el rabillo del ojo veía a la camarera que no sacaba la mano del
bolsillo donde llevaba el dinero, estaba seguro de que hacía tiempo que no
notaba esa sensación.
—Le pido perdón, me llamó
Alberto, he llegado con odio y buscando pelea, me he dado cuenta de que es una
estupidez. ¡Lo siento mucho!
—Soy Sara, yo he entrado
a emborracharme, quería olvidar este dolor que me está matando. Siento haber
sido tan grosera.
—Me permite invitarla a
otra copa. A veces dos desconocidos pueden hablar y olvidarse de sus problemas,
aunque solo sea por unas horas.
—Yo le invito, ¿por
favor? Que injusta es la vida, he encontrado a mi marido con mi mejor amiga.
—¡Terrible!, tuvo que ser
una visión terrible. Un conductor mató a mi madre y se dio a la fuga, hace una
semana y todavía no lo encontraron.
—¿Sabe lo que pienso
Alberto?, que vamos a tener charla para rato, le parece que nos sentemos en una
mesa.
Cada relato tuyo Mar, SIN EXCEPCIÓN, lo comienzo con tremendo interés y lo paladeo. Y puedo decir en serio que NUNCA falta el "factor sorpresa". Por más que quisiera imaginar, nunca logro ni por asomo concluir nada... Y siempre, siempre quedan ganas de más. Gracias por tanto Mar, un abrazo sincero.
ResponderEliminarEl alcohol ni te juzga ni hace preguntas. Y siempre te acuerdas de él al día siguiente.
ResponderEliminarAmigos de penas. Cada quien con su amargura. Así hay muchas personas en el mundo y van a desahogar la pena. Interesante relato bueno por lo menos no acabo golpeado. Saluditos
ResponderEliminarAmigos de penas. Cada quien con su amargura. Así hay muchas personas en el mundo y van a desahogar la pena. Interesante relato bueno por lo menos no acabo golpeado. Saluditos
ResponderEliminarHola guapa, pues a veces uno encuentra a alguien que le escucha en el lugar menos pensado, y aunque no soy mucho de mezclar el alcohol con los problemas, quiza no sea una mala manera de empezar, eso si... no mas de una botella de whisky! besos
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarCierto es que al principio Alberto me ha caído la mar de mal ¡eh! Y ojo, no es que lo justifique, porque entrar con esa intención a un bar solo para paliar su rabia, no es la solución, pero al final he podido empatizar un poco con él. Porque debe ser muy duro, aunque, repito, que no son justificables su intenciones.
Por otro lado, me ha gustado la aparición de Sara, como le ha plantado cara. Ha sido como un, cada cual tiene sus penas, y hay opciones mejores para paliarlas, aunque tampoco justifico lo de emborracharse, que conste.
Nada, que al final la vida da muchas vueltas, y lo que podría ser una mala idea a priori, puede llevarte a la mejor de las casualidades.
Besotes
Me ha encantado el desenlace y tienen razón los protagonistas a veces viene bien contarle a un desconocido lo que te preocupa y así al menos sentir que sacas fuera. Gracias por compartir con nosotros el relato. Un abrazo
ResponderEliminarAl principio pensé que ella lo mandaría a volar pero luego al seguir leyendo el relato, me ha gustado como terminó. Puede que en la vida real también algunas personas haya pasado por este tipo de experiencias. Gracias , un abrazo.
ResponderEliminarMe encantan los giros que dan tus historias. Los leo con gran expectación.
ResponderEliminarHola! Me ha encantado el relato, me ha enganchado de principio a fin, también me han gustado mucho los personajes y como Sara entra y de un encuentro que empieza mal puede llegar a buen termino y dar un giro. Un saludo.
ResponderEliminarHola, me gusto mucho el relato y realmente es muy cierto que es mas sencillo abrirte y poder compartir tus tristezas con desconocidos. Me atrapo la historia y me quede con ganas de mucho mas. Felicitaciones!
ResponderEliminarQue texto y que palabras más bonitas nos compartes siempre. En esta ocasuón una de nosotras se ha sentido muy identificada. Una historia que te atrapa desde el principio
ResponderEliminarQué imaginación tienes para escribir estos relatos. Yo antes también lo disfrutaba y me servía para desahogarme un montón.
ResponderEliminarEs genial! No dejes de escribir.
XoXo
Mira que ya estaba sintiendo el ambiente enrarecido y que al chico le daba igual quien entrase por la puerta, que solo quería pelear, nada de hablar. Y de repente todo se tranquiliza,bss!
ResponderEliminarPues al menos estas dos almas atormentadas encontraron un poco de consuelo, cuando pasan sucesos así las personas necesitan desahogarse.
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