El Forense
Elegir una profesión
resultaba complicado en especial para una persona con una empatía extraordinaria,
durante años se debatía entre una profesión para los vivos o una para los
muertos. Al principio se dedicó a la atención a aquellos que sufrían por una
enfermedad, sin embargo, su capacidad para percibir los sentimientos,
sufrimiento y emociones de sus pacientes le mermaba emocionalmente
produciéndole un tormento que en ocasiones se le hacía insoportable. Decidió cambiar
de profesión y se propuso ayudar a los muertos, a aquellos que por causas
ajenas perdían la vida a manos de personas insensibles, de depredadores, se
dedicaría a descubrir quien, como y porque se le había quitado la vida.
—¡Buenos días, Sr. Pérez!
Siento mucho que tenga que estar aquí, juntos resolveremos el porqué. No se
preocupe, le trataré bien.
El Sr. Pérez llegó a la
sala del forense dentro de una bolsa negra, su cuerpo fuera encontrado en un
callejón oscuro, apuñalado, tenía mujer y dos hijos, fuera una muerte brutal, nadie
se merecía morir así.
—Sabe una cosa doctor. He
trabajado con muchos forenses y ninguno hablaba con los cadáveres.
—Bueno, me gusta hablar
con ellos, mientras están en esta sala son personas, se merecen un respeto,
toda la dedicación y cariño, ellos no han elegido estar aquí y mi trabajo es
saber por qué llegaron, que les hicieron y cuál fue la causa de su muerte.
—Eso lo entiendo, pero no
le escuchan.
—¿Y tú como sabes que no
escuchan? ¿Por qué no responden?, hay vivos que tampoco escuchan y tampoco
responden.
—Yo no sería capaz de
hablar con ellos, usted les dedica mucho tiempo, y el trabajo se acumula.
—Les dedico el tiempo que
precisan, o ¿el que estén muertos no se lo merecen? Este hombre hace unas horas
estaba vivo y ahora está aquí, posiblemente no te interese el porqué, pero a su
familia, amigos, seguro que sí, y a mí también. Por ellos les dedicaré todo el
tiempo necesario y si con ello ayudamos a detener a la persona que decidió que
tenía que morir, no crees que nuestro trabajo estaría completo y el Sr. Pérez y
todos los demás descasaran en paz.
—Visto de esa manera,
pues tiene razón.
—Visto de cualquier manera, mientras su cuerpo esté aquí presente son personas que sin buscarlo han caído en nuestras manos, nuestro deber es darles el lugar que se merecen, debemos considerarlos muertos cuando salen de aquí para el cementerio, mientras les ofreceremos tiempo, cariño, dedicación, consideración y atención.
Mar!!! Tus relatos! Tan buenos como siempre. Me encantan. Quiero saber quién fue el que le hizo eso al Sr. Pérez y que pague por ello 😊. Bueno, pero esto, lo que has narrado y como lo has hecho, es una muestra de cómo es la vida. Sí, la vida es así.
ResponderEliminarUn gran abrazo!
Se suele respetar más a los muertos que a los vivos, cuando se deberían respetar por igual. Maldita iglesia: ha causado un daño irreparable.
ResponderEliminarMuy buen relato.
ResponderEliminarUn saludo.
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Todos los talentos son útiles para el mundo. Cuando descubrimos el nuestro, dedicamos toda nuestra atención y nos sentimos útiles. Estoy de acuerdo, ¿quién puede decir con certeza que los muertos no nos escuchan? Me gustó mucho el texto, como siempre. Besos :)
ResponderEliminarGran relato como la vida misma y que se haga justicia.
ResponderEliminarUn abrazo!
Interesante nunca en mi vida había pensado en el hecho de que alguien en su proceso de elegir una profesión pensara en eso de si ayudar a los vivos o a los muertos. En el último caso psicológicamente se tendría mucho que considerar. Definitivamente el mundo es tan grande y la mente tan creativa que se muere uno y no lo termina de comprender... Saluditos...
ResponderEliminarUna profesión que requiere entrega y estudio. Tu escrito nos hace ver como se pueden sentir y la dificultad de una labor con escalofriante y admirable.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarQue gran lección nos has dado con este post, en serio.
Estuve muchas veces en la morgue por mis estudios, porque ya se sabe, cuando hay que estudiar el cuerpo humano no hay nada mejor que explorarlo in situ, y la verdad es que me daba una pena enorme. Cierto es que aquellas personas habían dado su cuerpo a la ciencia, pero es que eran y son personas aunque carezcan de vida.
Así que, mi admiración total por la postura del protagonista.
Besotes
Dos formas de entender una misma profesión y que se podría extrapolar a muchas: te implicas en lo que haces o estás mirando el reloj a ver cuándo llega la hora de salir. Espero que todos los forenses sean como el protagonista de este relato, pueden aportar respuestas y consuelo,bss!
ResponderEliminarMe he visto totalmente reflejado. Un abrazo
ResponderEliminarHola, me gustó mucho y me parece que podrías continuarlo, hacer una serie o algo así. Saludos...
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