Cuerpo Incorrupto
Un día de verano del año
1946 un joven de veinticinco años moría debido a la tuberculosis, por aquel
entonces no había una cura efectiva para esta grave enfermedad con la que luchó
varios meses antes de llegar al trágico final.
Antes que el mal se
instalase en su cuerpo, este hombre llamado Francisco; aunque todos lo conocían
como Pancho; disfrutaba de su juventud como cualquier joven de aquella época,
con una diferencia, su fe, su gran corazón, su humildad, su empatía, su alegría
de vivir la vida y poder con ello ayudar al más necesitado.
No existía persona que
pasase hambre si estaba a su lado, pues en varias ocasiones se presentaba en
casa con dos o tres pobres para darles de comer o vestirlos. Así era él, un
alma pura y como dice el refrán son los mejores los que primero se van pues
mala hierba nunca muere.
Un día antes de fallecer
su creencia le hizo caminar cerca de un kilómetro hasta la iglesia para
escuchar misa, rezar y confesarse, necesitaba estar en paz o por lo menos él
así lo creía. Nadie podía dar crédito a aquella hazaña pues sus pulmones estaban
consumidos y no sabían cómo era capaz de dar un paso sin perder el aliento, con
todo eso llegó a su casa para acostarse y morir.
A su entierro acudieron
todos aquellos que en algún momento recibieron su ayuda, sus amigos, su familia
y todo el pueblo donde vivía. Así fue su corta vida, no tuvo tiempo a más pues
alguien lo necesitaba en otro lado, seguramente le sería mucho más valioso a
ese Dios en el que él tanto creía.
La familia no disponía de
un panteón propio, por lo que fue enterrado en el cenicero del panteón de un
familiar. El cenicero es la parte baja del sepulcro donde se depositan los
restos cuando ya no queda sitio en los nichos. A la familia no le gustaba
enterrarlo en esa zona, pero no había otro lugar y tuvieron que aceptar.
En el año 1971, veinticinco
años después (casualidad o no, pues él había muerto con esa edad), la familia
tuvo su propio panteón y solicitaron los permisos reglamentarios para hacer un traslado
del difunto a la propiedad. Para ello tenía que estar presente el enterrador y
un familiar, no hacía falta más gente, puesto que contaban que después de
tantos años no quedase nada y sobre todo cuando los restos se depositaran en la
zona de más humedad.
La primera sorpresa que
se llevaron al sacar la lápida fue encontrar la caja intacta, pensaron que se
rompería al moverla y no fue así, salió tal y como la habían introducido años
atrás. El enterrador asombrado abría y cerraba los ojos pensando si todavía
estaba dormido, puesto que eran las seis de la mañana, tenía que hacerse el traslado
a esa hora para que los carroñeros no se acercasen.
El familiar también se
había quedado atónito, no podían acreditar lo que estaban viendo, en ese
momento el sepulturero preguntó si quería abrir el ataúd. Tras una pausa se decide
que sí argumentando que en el momento de fallecer solo tenía cinco años y se
acordaba muy poco de él.
La segunda sorpresa fue
lo que se encontraron cuando levantaron la tapa, ambos se persignaron mirando
al cielo y a lo que estaban viendo dentro del féretro. El cuerpo de Pancho permanecía
exactamente igual que cuando fuera enterrado, con unas diferencias, le había
crecido el pelo, la suela de los zapatos estaba despegada desde la punta hasta
el tacón y la puntilla de la almohada estaba rota.
No podían dejar de
mirarlo, nadie diría que llevaba tantos años enterrado, conservaba aquella
belleza que lo caracterizaba, vestía su traje y corbata como un pincel,
esperaban que de un momento a otro se levantaría de aquel ataúd para continuar
su vida donde la había dejado.
Resultó doloroso tener
que volver a tomar la decisión de cerrar aquella caja y pasarla al otro nicho, ninguno
de los presentes pudo olvidar que aquel era el cuerpo de un santo.
Ay! Estrujante! Y claro que ha sucedido. Lindo el siempre "factor sorpresa" que te caracteriza, nunca se sabe en qué terminará. Besos!!! Espero el que sigue siempre.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que este relato sí me ha puesto un poco el bello de punta.
No le temo a la muerte, pero sí respeto todo lo relacionado en ella, y cosas inexplicables como la que nos relatas en el texto, y que se escapan de todo entendimiento, me superan.
Eso sí, enganchada a la pantalla me has tenido desde la primera frase.
Besotes
Hola Mar!
ResponderEliminarUna historia muy de cuarto milenio aunque es más común de lo que parece encontrarse cuerpos incorruptos. Muchas veces la humedad del terreno, la temperatura o una serie de factores que coinciden en el tiempo y el espacio obran el milagro y momifican los cuerpos. A mí en este caso, el título me dio bastantes pistas del desenlace. Eso o la larga tradición del culto a la muerte que hay por nuestra tierra.
Un beso.
La verdad es que es interesante y cautivador a la vez, me ha encantado! estos sucesos siempre son peculiares y nos hacen pensar, la muerte siempre ha sido un misterio para todos por lo que dan que pensar
ResponderEliminarAmiga este relato me ha hecho pensar en lo que uno es, lo que hacemos y lo que vamos a dejar. Claro pienso que indiferentemente de si nuestro cuerpo se corrompe o no al morir lamentablemente lo que queda es como dices al final. Hay que volver a cerrar la caja y hasta nuestro recuerdo se olvida.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarEste relato es al más puro estilo Poe! Me encantan esas sorpresas aunque leyéndolas por la mañana porque luego me dan repelús. Cómo siempre, bello y sorprendente.
Besos!
¡¡¡Holiii Mar!!!
ResponderEliminarDesde luego tus historias siempre me dejan con ganas de más. Las escribes de tal manera, que enganchas desde el primer minuto. La historia del cuerpo de Pancho desde luego, me ha encantado.
¡¡¡Bsssos!!!
Hola wapa! Me ha encantado Cuerpo Incorrupto, nunca había leido algo así sin duda me ha dejado con ganas de seguir leyendo. Cuentanos más!! Tienes que hacer una seguda parte de este relato! jejeje
ResponderEliminarbsss
Hola guapa
ResponderEliminarAy, tu si que sabes como cautivar al lector! Este relato es de los que te va enganchando y te pone en tensión al final, pensé que se iba a levantar!
me ha gustado mucho!
un besazo
Hola Guapa!!
ResponderEliminarInteresante el libro Cuerpo incorrupto, por dos cosas, porque esto sé que muy pocas veces pasa, y al ver como fue la vida de la persona, estas cosas las atribuyen a maravillas, como decir que era un santo.
Yo te puedo decir que lo mismo pasó con mi abuela por parte de madre, ella fue enterrada pero en aquel entonces, los cuerpo enterrados en tierra y al cabo de más 5 años, debían pasar a un nicho los huesos para dar espacio en la tierra para otros muertos; recuerdo que fue muy duro cuando también abrieron el ataud y estaba intacta, solo su nariz estaba deshecha, lo peor fue que por ley debía, pasar si o si el cuerpo y debieron desmembrarlo para poder meterlo en el nicho, no te imaginas lo horrible que fue, aceptar, pero no había nada que hacer ( era la ley), en el caso de mi abuela, fue porque ella desde muy jovencita tenía problemas del corazón y debió toda su vida tomar medicinas, así que estas contribuyeron al mantenimiento de su cuerpo muerto. lo viví
Saludos
Hola Mar, la verdad que tus relatos enganchan desde el principio y vienen con sorpresa incluida.
ResponderEliminarMe encantan tus relatos.
Saludos
Hola, creo que por ese proceso vamos a pasar todos, quizás no sea miedo a la muerte, pero si miedo a perder a personas queridas, quizás sea ese el miedo a lo desconocido
ResponderEliminarNunca había escuchado la palabra cenicero en ese contexto y me resulta curioso porque no se atribuye a que ahí solo vayan los incinerados. Aunque se lo encontraran así, es muy valiente querer abrir el féretro, eso tiene que quedarse grabado para siempre en la memoria,bss!
ResponderEliminarQue bonito relato, me imagino que trata de San Francisco de Asis, me sorprendió que su cuerpo no se haya deteriorado por el paso del tiempo un beneficio seguro destinado a quienes viven en santidad.
ResponderEliminarLa historia o relato que nos has contado es una pasada, se nota que es triste,pero alegre a la vez por ver que a pesar de la muerte por enfermedad sigue intacto después de tanto tiempo. Genial el post. Un beso muy grande.
ResponderEliminarHolaa
ResponderEliminarHas conseguido sorprenderme una vez más. Así como iba leyendo ya pensaba que alguna sorpresa nos darías pero encontrar el cuerpo intacto es que da hasta repelús pensarlo. El santo que ayudó a todos...
Saludoos
Uauuuu de verdad que al empezar el relato no pensaba qe tomaria ese giro, me ha dado hasta una cierta cosita pero como algo positivo la verdad! me hace preguntarme si pasaran estas cosas... besos
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