Viaje al espacio
Desde muy pequeña su gran
pasión era ser astronauta, la idea de ver la tierra desde lo más alto, cruzar
las nubes para flotar por el espacio, acariciar la luna y acercarse al sol lo
máximo posible era con lo que siempre había soñado. Desde el primer momento se
preparó para conseguir ese viaje espacial con horas y horas de estudio, de
meditación, de preparación física, todo por su sueño. Sabía que solo los mejores
llegarían a rozar el cielo, que la selección sería muy dura y que muy pocos
estarían preparados para conseguir una plaza.
La lucha por llegar a
poder realizar ese viaje fue agotadora tanto en tiempo como en el perfeccionamiento de
su capacidad física, mental e intelectual. Estar entre los cien mejores era ya
medio camino andado, ahora tendría que demostrar que podía estar entre los tres
primeros, pues sería la única forma de llegar a rozar las estrellas.
Sentada en la nave que la llevaría al espacio sentía un hormigueo por todo el cuerpo, mirar todo aquel despliegue de tecnología la hacía creer en que nada era imposible, que los sueños habían nacido para luchar por ellos, se originaban como una ilusión que poco a poco se iba transformando en una realidad si realmente se creía en ello.
Sentía una sensación que muy pocos podrían describir, sentirse casi única,
saber todo lo que vería por aquella ventana que la separaría del universo le
producía una poderosa emoción. Lo primero era que la nave despegase hacía el
infinito sin problemas, pues tendría muchos días por delante para poder
observar todo aquello que desde la tierra se veía minúsculo, y en especial para
ver el mundo que la había cobijado todos esos años, su espacio redondo, verde y
azul.
El despegue se hizo como
si toda aquella nave se fuese a deshacer en mil pedazos, si bien una vez puesta
en órbita todo se tranquilizó, realizadas las comprobaciones correspondientes y
ver que todo estaba en regla le ofreció la opción de poder disfrutar del
paisaje, una tierra hermosa donde se podían ver todas las limitaciones entre
fronteras, donde era de día y de noche.
A más de trescientos kilómetros de distancia su corazón palpitaba de emoción, se dio cuenta cuanto amaba aquel pedazo de mundo, no pasaran más de unas cuantas horas y ya lo estaba echando de menos, saber que podía correr, caminar por ella le parecía insólito visto desde lo más alto, deseaba que todos tuviesen la oportunidad de poder ver la maravilla que nos acogía, de sentirse insignificante cuando no estabas en casa, visualizar el planeta desde otra perspectiva nos brindaba el reconocer lo extraordinario y hermoso que era nuestro querido hogar.
¡Hola!
ResponderEliminarConfieso que pensar en elevarme de tal modo y salir de nuestro amado planeta, personalmente me produce un poco de pánico. Pero del mismo modo admito que debe ser una experiencia fascinante.
Este texto me ha hecho reflexionar en la ironía de la vida, vamos, en el hecho de que anhelamos algo, y cuando lo conseguimos nos damos cuenta de quizás lo que teníamos era mucho mejor que esa meta., y empezamos a valorar lo que tenemos.
Así que cuidemos nuestra madre tierra, cuidemos nuestro hogar, porque es sin duda un regalo que nos ha dado el universo.
Besotes
Hola! no me imagino tener que dejar e irme de este planeta. Como siempre, me encanta leer tus historias. Saludos!
ResponderEliminarhola!
ResponderEliminarque historia tan genial! me he transportado yo también fuera de nuestro planeta mientras lo leía pero la verdad es que no me imagino yéndome para siempre...
besos!
Me recuerda tal cual lo que de muy pequeña soñaba, ha sido como una de esas veces que mi mente maquinó este viaje. Creo que muchos lo hemos soñado.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarme daría mucho miedo salir del planeta, eso lo dejo para los más valientes pero las vistas y las sensaciones tiene que ser alucinantes e increibles.
Besos!!!
Hola guapa
ResponderEliminarA mi me gustaría vivir esa experiencia, es algo realmente incomparable con nada que tengamos aquí
Pero creo que sentiría lo mismo al final
Un besazo
Hola! Me ha gustado el relato y la idea de poder ver nuestro mundo con perspectiva, las vistas deben ser preciosas aunque he de reconocer que por una parte me gustaría, pero por otra parte creo que sería incapaz de salir de nuestro planeta. Besos.
ResponderEliminarHola guapa!
ResponderEliminarA mi me encantaría vivir esa experiencia, un relato increíble, como amante de la ciencia ficción me flipa la idea de salir de nuestro planeta.
Un beso!
Hola! creo que poder ir al espacio y contemplar lo que nos rodea creo que es algo que nos gustaria hacer a todos, pero muy pocos pueden, a mi personalmente me encantaria. Me gusto mucho el relato, el final es genial. Besos
ResponderEliminarHola ciertamente puede sucederle a cualquier persona en su propia experiencia, que al materializar una aspiración, ya no resulte tan satisfactorio por diferentes razones como describe tu texto.
ResponderEliminarHolaa,
ResponderEliminarQué bonito me parece. Además creo que no somos consciente de la maravilla en la que vivimos. No es necesario llegar a viajar al espacio para valorarla... Espero que cada vez más la gente sea consciente de ello.
Besotes
En cierto modo, el relato es un "no se sabe lo que se tiene hasta que lo pierde", porque anhelaba tanto ese viaje al espacio que no disfrutaba como debía de su día a día en la tierra, al menos así lo interpreto yo, bss!
ResponderEliminarSe echa de menos que haya más juguetes muñecas astronautas para que las chicas aprendan de pequeñas que pueden llegar al espacio tal como otras valientes ya lo han logrado antes.
ResponderEliminarUn gran abrazo y gracias ENORMES por pasarte por mi espacio, estaré leyéndote!