Espérame
Con paso lento cruzó el
portalón del campo santo, a pesar de visitar aquel mausoleo casi a diario sabía
que ese día era especial, era el día de honrar la muerte, de acompañar a
aquellos que nos acompañaron en vida, de celebrar que hubiesen entrado en el reino
de los cielos. Sus pasos cortos recorrieron el pasillo que le llevaría hasta
donde su amado llevaba descansando ocho meses, miraba hacia los lados e incluso
se paraba para leer algunos epitafios que le resultaban emotivos, poesías a la
vida y a la muerte, recordatorios a aquellos que abandonaran a los suyos y
estos querían recordarles con frases que los definían por su trayectoria
durante su estancia en el mundo de los vivos.
En sus manos un gran
ramo de flores de todos los colores, pues su vida fuera así al lado de aquel
hombre al que tanto había querido, ahora le tocaba a él recibir flores, cuando
a ella se las regalara en miles de ocasiones. Recordaba aquel primer ramo, el
cual cuidó como si de un tesoro se tratase intentado que no se marchitasen que le
durasen todo el tiempo posible porque representaba el comienzo de una relación
que deseaba con todo su corazón.
Delante de la lápida
donde reposaba su amado, leyó “Quiero cruzar agarrada de tu mano, espérame” le
escribió ese epitafio porque realmente era lo que sentía, no quería seguir sola
en la tierra de los vivos, esperaría que su momento llegase para abrazarle y
continuar su vida más allá de las estrellas, viajar por el universo hasta
llegar al paraíso celestial, setenta y seis años juntos en la tierra se habían
pasado muy rápido, le echaba de menos, le dolía el corazón, el alma. Unas
lágrimas corrieron por su ajada cara mientras colocaba aquel abanico de flores
coloridas y encendía una vela para iluminar al hombre que tan feliz la había
hecho durante tanto tiempo. Quería creer que volverían a estar juntos, deseaba
que su epitafio se cumpliese pues no sería justo que la muerte los separase,
que no hubiese nada más allá del fallecimiento, con noventa y dos años sabía
que su fin estaba más cerca que lejos, que si la existencia le permitió ser
feliz, amada, querida, respetada, no podía llegar la muerte y acabar con toda
su historia, finalizar sin más, su esperanza estaba puesta en que su amado la
esperase, la recibiese como todos los días hacía en vida, con esa sonrisa que la
acariciaba, con el roce de su mano sobre la suya, con aquella mirada que solo
desprendía amor, con las palabras exactas para hacerla sentir especial. No,
pensaba, no podía acaba todo ahí, algo tendría que haber más allá para juntar de
nuevo el amor y a aquellos que deseaban estar juntos para siempre.
Miró la lápida, aquellas
flores le daban vida, estaba emocionada porque sabía que su amado también lo
estaría. Caminó hacía la salida, al día siguiente volvería y así hasta que
llegase el día en el que se quedase para siempre en el campo santo.
Pufff, este microrrelato ha sido difícil de leer. Se me hace muy cuesta arriba. Todos sentimos la falta de alguien, pero creo que un matrimonio que lleva toda la vida deberían irse los dos juntitos.
ResponderEliminarHola interesante y digno de reflexión tu post. Todos tenemos en lo más profundo de nuestro ser la eternidad en mira, no queremos morir ni ver qué nuestros seres amados pasen por ello. Es triste porque como dijo dice en el libro bíblico de Job cap 14 hasta los árboles tienen esperanza, Aunque lo corten, brotan de nuevo y sus ramitas no dejarán de crecer.
ResponderEliminarSi su raíz envejece en la tierra y en el suelo muere su tocón, al olor del agua brotará y echará ramas como una nueva planta. Pero el hombre muere y queda tendido sin poder hacer nada más.
Entonces la pregunta sería si un hombre muere, ¿puede volver a vivir?
Muy buena reflexión <3 Feliz semana :)
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarNo sé si es porque acabamos de pasar la festividad de todos los Santos, la cual siempre me pone melancólica, pero es que este relato me ha dejado un poco con el corazón en un puño.
Ya sabes, creo que te lo he comentado en alguna ocasión que no soy de creer en el más allá, y por otro lado que hace tiempo perdí al que era mi pareja.
Obvio que la vida ha dado muchas vueltas, he amado de nuevo, y me han amado, pero supongo que como fue una historia truncada siempre existe ese ápice de esperanza que de un modo u otro, nos volveremos a ver, a aunque sea solo para agarrarnos de la mano como dos buenos amigos.
Besotes preciosa
Muy emotivo. Se encontrarán de nuevo. Besos
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminaruna historia muy triste, perder a una persona con la que se han compartido tantos años es muy difícil de superar por no decir imposible pero sabemos que la muerte nos llega a todos antes o después así que es cuestión de tiempo que nos reencontremos.
Besos!!
Hola! me gusto mucho tu historia, me parece bonita y a la vez muy triste, no me puedo imaginar el dolor que se siente al perder al amor de tu vida y eso que me toco ver como pasaba por ello mi padre y mi suegra. Besos
ResponderEliminarHola guapa
ResponderEliminarAy, esta historia es de las que toca el corazón y te remueve por dentro, y más en esta epoca del año que siempre estoy mas sensible
Debe ser duro pasar por algo así y creo que sería inevitable tener estos pensamientos
Un besazo
Me parecen tan entrañables estas relaciones en las que comparten su vida con una sola persona hasta que uno de los dos se marcha...Ojalá hoy día fueran las cosas así, porque las relaciones son más superficiales,bss!
ResponderEliminar