Un minuto del día
Cuando llegaba el
atardecer el día podía hablar con la noche, sus conversaciones duraban poco
tiempo, pero era el único momento que tenían para comunicarse y eso solo
ocurría cuando en la tierra no podían discernir si era de día o de noche.
En una de esas charlas el
día estaba triste.
—¿Qué te pasa? —Le
preguntó la noche
—Hoy no he tenido un buen
día, estoy cansada —le respondió el día con mucha tristeza.
—¿Pero, por qué?, si
siempre te he envidiado porque te ha tocado la franja más alegre, ver a la
gente divertirse, a los niños jugar. Como se abren las flores y vuelan los
pájaros. Lo tienes todo, ojalá yo pudiera disfrutarlo.
—Eso es lo que tú crees,
—dijo el día — pero no te das cuenta de que desde hace tiempo el ruido es
ensordecedor. Las personas ya no se toman los días como algo sagrado, ya no lo
disfrutan con una forma de medir el tiempo, simplemente recurren a esas horas
para volverse dependientes, me agota verlos apurados, gritando, hasta los
animales se asustan de tanto ruido. Utilizan sus coches para todo, su tono de
voz cada vez es más agudo y más chillón —se quedó un momento, pensativa,
escuchando la paz que reinaba, —no son capaces de apreciar un día soleado o un
día nublado, no se paran a escuchar el canto de un pájaro.
—Pues pienso que podríamos
cambiarnos, ¿por qué tú no sabes lo que yo tengo que sufrir?
—¿Tú?, tú estás
tranquila, por la noche duermen, seguro que el silencio es tranquilizador.
—Eso es lo que crees,
pero mucha gente no duerme, se la pasan dando tumbos de un lado para otro, evitando
que sus vecinos puedan descansar. Y los que duermen, la mayoría tienen
pesadillas terribles, se despiertan gritando, agitados, me dan un susto de
muerte. Las personas que viven solas temen la noche, lloran desconsoladamente
porque se siente abandonados. Las enfermedades aparecen cuando oscurece y los
miedos se agudizan, dejando escenas tristes y momentos demasiado amargos.
—Ojalá pudiéramos
cambiarnos, para descubrir lo que sentimos cada una. —dijo el día. —Opino que
siempre anhelamos lo que otro tiene sin saber que puede ser peor que lo uno
vive.
—Ya está oscureciendo,
espero que mañana tengamos algunos segundos más para poder charlar, me gusta
tener este tiempo, hay veces que me siento muy sola.
—A mí me pasa igual —Dijo
el día al tiempo que se desvanecía y solo quedaba la noche.
Que precioso relato! Yo pienso que tiene que ver con los Estados de ánimos y así se afronta el día y la noche.
ResponderEliminarBoa tarde. Parabéns pela excelente matéria.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarSin duda un relato muy bello e inspirador, o eso me ha parecido a mí.
La verdad es que nos quejamos de lo que vivimos, aguantamos, etc, y nos paramos a pensar , mira a fulanito qué bien le va todo, pero muchas veces no tenemos en cuenta que todos tienen su propio pesar, vamos sus movidas.
Besotes
Que bonito relato como siempre.
ResponderEliminarLa vida es así, siempre vemos sonreír a alguien y pensamos lo feliz que es. pero lo que no vemos es lo que lleva por dentro, como se siente por dentro.
Sin duda que el silencio es tranquilizador. Lo que le dijo es cierto.
ResponderEliminarClaro que tras ese silencio se esconde el resto de lo que fue descrito.
Qué bonito relato para reflexionar!!! Es cierto que la forma de vivir últimamente ha cambiado y da la sensación que la gente valora menos los pequeños detalles y van corriendo a todos sitios, hay que disfrutar del día, vivirlo, y por supuesto que por la noche haya paz y podamos descansar!
ResponderEliminarQue bonito relato, ciertamente hemos llegado a un punto en que es todo frenético, no paramos a descansar a desconectar ni a escuchar el silencio, quizás es porque el propio silencio nos aterra o porque nos hemos olvidado de esa vida tranquila que era antaño...es curioso como bien expones en el relato como envidiamos lo que tienen otros sin pensar si es del todo bueno, me ha gustado mucho!
ResponderEliminarHola! Es un relato precioso. Me ha gustado mucho y muestra la realidad, no tomamos tiempo para nosotros, para escuchar, para descansar. Vivimos en un mundo frenético en el que no tenemos tiempo de desconectar un momento. Un beso
ResponderEliminarComo siempre un placer leerte y pasar un buen rato leyendo tu relato. Un beso
ResponderEliminarEs verdad, vivimos en un tiempo en que quizás deberíamos apreciar más las cosas buenas de la vida, pero casi siempre vemos una sociedad convulsa y apresurada.
ResponderEliminarMe tomé un minuto para leerlo, con calma, sin estrés. Buen relato.
ResponderEliminarPrefiero la noche. De noche el alcohol sabe mejor. Las lumis son más receptivas. El sexo es más salvaje. De noche es más fácil burlar a la policía para vender el material.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho porque enseguida he visto por dónde iba la narración y, sin embargo, me ha encantado igual. Me parece original y muy bonita. Muchas gracias por compartirlo con nosotros.
Un besote!! ^,^!!
ELEB
Hola
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato, creo que es una historia que te hace reflexionar y me ha parecido muy original que lo narraras de esa forma. Gracias pro compartirlo.
Besos
Que bonito te quedo, es verdad que cada parte del día tiene sus cosas, cuidar y trabajar nuestras emociones para lograr un equilibrio y bienestar personal es muy necesario
ResponderEliminarEsto es así, unos envidian lo que tienen los otros. Y son pocos los días o noches donde se disfruta el momento sin pensar que te tienes que marchar a x hora o similar. Me ha gustado cómo has planteado el relato, bss!
ResponderEliminarBonita y original forma de tratar el tema. Ciertamente el ser humano tiende a envidiar lo del otro, a pensar que su suerte es pero y con eso se olvida de disfrutar cada día y cada noche. Buena forma de hacernos reflexionar. Saludos.
ResponderEliminarMe parece que estoy frente a una literata. Bien! Hermoso. Felicidades.🌹
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCuando la experiencia habla, nos deja enseñanzas. Claro que a la sabiduría no únicamente la otorgan los años. Porque tenemos que colaborar para sembrarla. Y tener un nivel de sabiduría aún cuando no tenemos tantos años.
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