El pueblo se había llenado de lo
que algunos, de los que todavía quedaban de antiguo, consideraban gente rara. Cada
mes llegaban en grupos de diez o doce, elegían casa y se instalaban
rápidamente. Los ancianos que se negaban a abandonar su hogar los miraban con
asombro, existía algo que los hacía diferentes, todos eran de la misma altura,
del mismo peso, tanto mujeres como hombres.
No tenían niños, llevaban la
cabeza cubierta con una especie de fieltro, caminaban al mismo ritmo, sin
levantar la cabeza y en grupos de dos. No se hablaban entre ellos y menos con
los pocos habitantes que quedaban, ocupaban las casas y ya no volvían a salir,
nunca abrían las ventanas ni corrían las cortinas, algunas noches se escuchaban
sonidos parecidos a lamentos terroríficos.
Quedaban pocas casas por ocupar,
en la siguiente remesa el número de venideros era más elevado, llegaron unos
cincuenta, que se fueron instalando en las casas vacías. Ahora el pueblo
contaba con una población de doscientos cincuenta habitantes raros y seis ancianos
que continuaban en el porche de sus casas, atentos a los nuevos vecinos.
Convivieron seis meses sin ver a ninguno de ellos, todos encerrados sin dejarse ver, los ancianos pensaban, ¿Qué comerían?, pues no salían a la compra, no se comunicaban, no se escuchaba ningún movimiento, solo esos lamentos aterradores alguna que otra noche.
Cuando la primera casa comenzó a
abrir las ventanas, todas las demás le siguieron, salieron al porche, ya no
llevaban el fieltro en la cabeza, habían mejorado su aspecto, ahora se parecían
mucho más al típico humano. Caminaban en pareja, saludaban con mucha educación.
Incluso preguntaron donde podían comprar herramientas, comida, ropa. Y así poco
a poco fueron saliendo todos, haciendo que el pueblo reviviese, algunos hasta montaron
negocios y otros salieron a buscar trabajo.
Los ancianos, que ya solo
quedaban cinco, se sintieron arropados por aquella gente rara, acudían cuando
alguno estaba enfermo, les hacían comidas, se prestaban para hacerles la
compra, el pueblo cobro vida. A los nueve meses varias de las parejas
comenzaron a tener hijos, los niños tenían un peculiar aspecto, pero a los
ancianos nos les importaba al fin y al cabo eran criaturas.
Dos años más tarde, cinco casas
quedaron vacías, se ocuparon rápido. Entre toda esa gente consiguieron que esa
zona fuese una de las más visitadas por turistas, era un pueblo limpio, sin
ruidos, con un hermoso rio y unos bosques cuidados, solo faltaba algo que a
todo visitante le llamó la atención, no había animales de ningún tipo.
Hola, me gusto mucho leer este pequeño extracto, se me hizo bastante interesante. Saludos desde kiwybooks!
ResponderEliminarLa gente siempre es rara, cuando no mala. Eso los animales lo saben bien. No me extraña que no hubiera. Seguro que se piraron.
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarAy jolín que final... me has dejado de piedra. Espero que sea porque se fueron de ahí no porque se los coman... :( Vaya giro inesperado que nos has dejado ahí ehhh. Te felicito
Besotes
Hola
ResponderEliminarComo siempre tus narrativas son extraordinarias,esta me ha vuelto a enganchar!
Que final mas inesperado
Enhorabuena
Pues entre los lamentos por las noches y su aspecto raro al principio, no me extraña que quizás se los comieron y que llegaron de otro planeta. Tus relatos siempre capturan mi atención de principio a fin.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe has dejado durante toda la lectura enganchada, esperando una explicación sobre esa "gente rara", y cuando llego al final, zas, le has dado un giro con lo de los animales que mi interés se ha centrado en ello. Soy vegetariana, y claro, empatizo mucho con lo de los animales. No sé si habrá continuación o es un final abierto para que cada cual piense lo que quiera, pero de haberlo.. ¡no nos dejes con la duda mucho tiempo! Jejejee.
Besotes
¿Se estuvieron alimentando 6 meses de animales, limpiaron el pueblo y luego empezaron a hacer vida normal? No sé qué es lo que tendrán estos habitantes pero muy buena espina no me dan, ¿qué veían de raro los ancianos en los niños? Ya no lo pueden contar...bss!
ResponderEliminarEstoy algo descolocado e intrigado. Muy bueno
ResponderEliminarMar, siempre Mar... Imaginación prolífica la que te hace llevarnos y traernos por tantos mundos y tan diferentes situaciones. En verdad, te admiro amiga.
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