Acariciando el alma

 

Acariciando el alma

Descubrir que la mente que te había tocado era privilegiada, ofreciéndote el poder de memorizar cantidad de texto y entenderlo resultaba agotador. Durante años, siendo un niño y hasta un adolescente, tuvo que sufrir las burlas de sus compañeros. A veces quería parecer un poco ignorante, pero su inteligencia no le dejaba, era superior a sus fuerzas, su condición le insistía en corregir cuando alguien se equivocaba en enseñar al que no sabía.

A raíz de todo eso su mente necesitaba alimento y solo lo conseguía devorando la historia del mundo, conocía todos los países como si hubiese viajado, las culturas como si las viviese a diario, los idiomas igual que un nativo.

Ahora, tras muchos años intentando descubrir el porqué de la vida del humano, de las distintas especies, llegó a una conclusión que ni él mismo, con toda su capacidad de absorción de conocimiento, podía dar crédito.

Pensó en cómo había aparecido el primer humano, que ya no podía ser uno exclusivamente, o fueron dos o varios o miles. ¿De dónde veníamos? Era la pregunta del millón, éramos reales o una simulación.

En el caso de ser reales:

¿Por qué éramos la especie que más evolucionaba?

¿Por qué con el paso de los años, de los siglos perdíamos la capacidad de velar por el planeta?

¿Cuál era el oscuro sentimiento que nos llevaba a la destrucción?

Si éramos una simulación, lo que ya parecía más creíble. Llegando al desenlace de que alguien o algo más avanzado nos había dejado en este planeta como animales, y con el paso de los siglos gracias a las distintas actualizaciones conseguíamos avanzar en conocimiento. 

¿Pero, por qué solo los humanos?, porque así estaba diseñado, que solo una especie fuese la predominante. Ahora creía que habían elegido la especie equivocada, la destructora, la que se consideraba dueña de todo lo que podía ver con sus ojos, la que no respetaba a las otras especies, la que se saltaba las normas. 

Por ello llegó un momento que nos dejaron a nuestro libre albedrío, incapaces de seguir con las actualizaciones pertinentes, nos habíamos escapado del control y por ello viajábamos pensando que nada se terminaba.

Qué equivocados estábamos, seguro que tenían un plan, deshacerse de muchos de los que sobraban creando varios tipos de virus en las siguientes actualizaciones, llegando a acariciarnos el alma para despertarnos de nuestro letargo ambicioso, egoísta e insaciable.

Su mente desbordada por tanta sabiduría y conocimiento por vivir vidas de antaño, estaba saturada, llegando a suponer ciegamente que todos éramos el gran proyecto de algo mucho más avanzado, que ya estaba harto de actualizarnos. 

Seguramente llevábamos muchos años viviendo solos, descubriendo la aventura de la vida, equivocándonos la mayor parte de las veces, y lo peor era que suponíamos que solo existía una inteligencia, un poderío, el nuestro. 

¿Estamos preparados para la siguiente actualización?

¿Llegarían a acariciarnos el alma?