Abuelo
—¡Hola, abuelo! ¿Cómo
estás hoy?
—No lo sé —dijo al tiempo
que agarraba todo lo fuerte que podía la mano de su nieto— al menos no tengo
tanto dolor.
—Abuelo, ¿Por qué se
muere la gente?
—Pues no sabría decirte,
en algunos porque llega su momento, otros porque juegan con ella sin saber que
siempre gana, en ocasiones, aunque no fuera el momento, estaban en el sitio
equivocado, pueden ser muchos los motivos.
—Estoy triste, ¿sabes?,
cuando tú no estés me quedaré solo —Se abrazó al anciano como queriendo evitar
que la muerte se lo llevase.
—No estarás solo, están
tus padres, tus hermanos y el resto de la familia.
—Lo sé, pero te quiero
tanto que me gustaría poder estar contigo más tiempo—dejo de abrazarle para
acariciarle la cara.
—Ya hemos hablado de
esto, sabes que el tiempo se acaba, he tenido una buena vida y nos hemos
conocido —estaba agotado y en su interior sabía que no duraría mucho ese
cansancio.
—¿Puedo pedirte algo?
—Con sus ojos de niño miraba a aquel que tanto quería.
—Claro que puedes pedirme
lo que quieras, intentaré cumplir —se notaba su fatiga, pero estaba tan a gusto
al lado de aquel nieto que tanto quería, que deseaba hacer un gran esfuerzo por
continuar un poco más.
—Quiero que me hagas una
señal cuando llegues a donde sea que llegues, para saber que estás bien. ¿Lo
harás?
—Lo intentaré, no dudes
que si puedo te haré todas las señales que pueda, para que sepas que no te
olvido y que voy a estar bien.
—Tengo miedo de olvidarme
de tu voz, de tu cara, de tu cariño.
—Eso nunca va a pasar,
siempre me llevarás en tu recuerdo, unos días más que otros, pero en algún
momento te acordarás y de esa forma algo de mí vivirá en ti.
Su mano se fue deslizando
poco a poco hacia la cama, había dejado de apretar la pequeña mano, sus ojos se
cerraron y todo se quedó en silencio.
No hacía falta decir
nada, el abuelo no pudo perdió la batalla frente a la más poderosa. Lo estuvo
mirando durante largo rato hasta que la familia entró en la habitación.
Con el paso de los años
el niño se hizo hombre y nunca pudo olvidar la corta, pero tan intensa vida al lado
de su abuelo. Llegaron las señales en cada risa, palabra, frase que escuchaba,
incluso cuando se miraba al espejo veía que cada día se parecía más a él, había
crecido adorando a la persona que por distintos motivos marcara su vida, su
existencia, su manera de ser.
Podía asegurar que las
señales existían, ya no quedaba ninguna duda.
Es triste cuando un ser querido nos deja, pero también es parte de la vida vivir ese momento, por eso debemos disfrutar de nuestros abuelos, padres, hijos lo más que sea posible.
ResponderEliminar¡Qué bonito relato! Me has hecho pensar en mi padre. Cuando se me fue, y en mi hijo, que entonces era pequeñito y lo adoraba. Se adoraban mutuamente. Y sí, yo también creí ver señales. Aún a veces, después de muchos años, creo seguir viéndolas. Me ha gustado mucho el relato, con su sencillez y transmitiendo tanto sentimiento al mismo tiempo. Nos leemos!
ResponderEliminarSi le daba werther's original, no cabe duda de que era un buen abuelo.
ResponderEliminarHola! ¡Que relato más hermoso!Me hizo acordar mucho a cuando perdí a mi propio abuelo y a mi papá. Saludos!
ResponderEliminar¡Hola, cielo!
ResponderEliminarQué relato más sincero, lindo y triste. Los abuelos y las abuelas son tan necesarios en la vida de une, y en ocasiones se les olvida tanto...
Gracias por compartirlo.
¡Besos!
Me ha emocionado leer estas palabras...los abuelos deberían ser eternos, es un relato que no creo que deje a nadie indiferente, ya solo al comenzar a leer se te llenan los ojos de lagrimas, desde luego que siempre hay que quedarse con esas señales que nos envían desde donde se encuentreen.
ResponderEliminarMuy triste, pero bonito <3
ResponderEliminarTu relato me ha gustado mucho. Extraño mucho a mi abuelo, se fue este año pero disfruté y aprendí tanto de él, que siempre lo tengo presente y me acuerdo de él. Es muy tirste cuando alguién a quien quieres tanto ya no está fisicamente pero nos queda los buenos recuerdos vividos, tal como lo plasma el niño, en tu relato.
ResponderEliminarQué relato tan triste como real. Uno nunca olvidará a sus abuelos, es una relación especial, única. Ellos nos dejan toda su sabiduría y, lamentablemente, por las "reglas"de la vida compartimos muy poco tiempo.
ResponderEliminarUn relato muy triste y emotivo. Los abuelos son una pieza esencial en nuestras vidas y nos enseñan mucho. Ojalá fueran eternos.
ResponderEliminarMe has emocionado
¡Hola!
ResponderEliminarQuer relato tan emotivo, el cual indudablemente me ha hecho pensar en mis abuelos.
Mi abuelo partió cuando yo tenía 11 años y mi abuela ya cuando era toda una mujer, vamos hace 6 años, y he empatizado muchísimo con el final del relato, porque aunque hablemos de ellos constantemente, no es necesario que lo hagamos, porque su recuerdo es tan nuestro que está presente en todo lo que hagamos, un gesto, una risa, una simple palabra...
Besotes
Madre mia que triste, antes de termianar ya estaba llorando, no pude parar de pensar en mis abuelos, ya son muy mayores y mi abuelo estuvo muy malin el año pasado, sigo disfrutando de ellos y espero que esten conmigo mucho mas tiempo. Besos
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe parece una historia muy bonita, aunque tenga su parte triste. A veces esas conexiones pueden darse de una manera tan natural, que sorprende de que se mantenga a pesar de que desaparezcan. Gracias por compartir tus escritos con nosotros.
Un besote!! ^,^!!
ELEB
Me has emocionado muchísimo con tu relato, además lo leo en un día especial. Es cierto que los abuelos son inolvidables, es un amor único!!!
ResponderEliminarUfff por favor hoy me has tocado la fibra sensible, son tantos los recuerdos que tengo y tan presentes cada día que sé que nunca caeran en el olvido, los pienso a menudo para sentirlos cerca de mí. Gracias por tu bello escrito..
ResponderEliminarMe llegó este artículo hasta las lágrimas. Es que en estos momentos tengo a mi abuelo con 90 años internado. Es cierto que siempre en la vida hay que decirle lo que uno lo quiere. Recuerdo de chico que le decía: " Abuelo no te mueras nunca " y el me decía sonriente en algún momento me tengo que morir .
ResponderEliminarHola guapa
ResponderEliminarYo tuve la suerte de conocer a mis dos abuelas y a uno de mis abuelos y todavía me duelen sus perdidas, pero si, existen esas señales que nos indican que siguen ahí, que nunca les vamos a olvidar y que todo lo vivido jamás se borrará
Un besazo
Siempre me llegan tus relatos, pero con este me has tocado la fibra sensible más que ninguno. Con cualquiera puede pasar pero ellos son los más frágiles, los que a priori se irán antes y hay que aprovechar a tope cada momento con ellos si se tiene la suerte de tenerlos aún, bss!
ResponderEliminarHola guapa, pues este relato tiene su parte triste pero tambien su parte buena, esa de poder conocer a alguien y que te marque... por mi parte solo pude conocer a una abuela, asi que lo veo de forma positiva! besos
ResponderEliminar