Llegó el fin



Llegó el fin

La noche se había iluminado con una gran luz de un color pálido, moviéndose por todo el cielo negro, parecían chispas de fuego flotando a lo largo de todo lo que la vista podía alcanzar.

Varios vecinos salieron a sus porches, al jardín, a la acera, todos miraban hacia lo alto, aquello no era normal, algunos gritaban que llegaba el fin del mundo, otros que nos atacaban extraterrestres, algunos simplemente contemplaban aquella inmensa luz en silencio, como esperando que sucediese lo inesperado.

La iluminación cambió el tono para un rojo intenso, como si quisiese imponer su poder, la cual se iba alargando a lo largo del espacio. Parecía que todo acababa cuando de repente unas enormes bolas de luz comenzaron a volar hacia las montañas, cayendo sobre los árboles, los cuales quedaron arrasados en unos segundos. Un inmenso fuego se concentró en lo alto, desde donde comenzó a avanzar rápidamente hacia la ciudad, daba la impresión de estar lejos, sin embargo, ya se notaba el extremo calor que producían aquellas llamas.

La mayoría de los vecinos corrieron a coger sus coches sin pararse a recoger nada de sus casas. Las caravanas de automóviles iluminaban toda la carretera hacia el lado contrario del fuego. Nuevas bolas gigantescas cayeron sobre otros puntos del norte y del sur, del oeste y del este, dejando la ciudad aislada, sin poder salir, huir.

Sentado en el porche comprendió que llegaba el fin, allí quedarían atrapados entre las llamas de una luz que no permitía a nadie escapar, los quería a todos reunidos, era como si tuviese vida propia, pensamiento, una estrategia.

Huir en ese preciso momento no era la solución, sin embargo, quedarse tampoco lo era, unos perecerían luchando, otros intentando partir, algunos simplemente les plantarían cara sabiendo a ciencia cierta que nunca ganarían.

Nadie podía luchar contra aquello, el calor cada vez era más insoportable, sacó una radio vieja y pudo escuchar que en otras partes del globo terrestre pasaba lo mismo. Ciudades sitiadas por bolas luminosas ardientes que no daban ninguna opción, querían quedarse con la tierra, no deseaban inquilinos molestos, y así, allí sentado, dejó que todo se oscureciese. Si alguien quedaba vivo contaría la historia de que un día la tierra estuvo habitada por humanos, los nuevos ocupantes llegaron más tarde. 

Llegó el fin

 









Comentarios

  1. ¡Hola!
    La verdad es que es un poco lo que nos ha y está pasando. Con esto de la pandemia yo la verdad no las tenia todas, es más creo que aun no las tengo todas. Esas bolas enormes de fuego parecen el maldito virus,bueno, el virus y tantas cosas (odio, racismo...)
    Un relato excelente.
    Besotes

    ResponderEliminar
  2. Hola guapa, pues me has hecho pensar en como afrontaria yo algo asi, a quien querria tener a mi lado, que hacer, y mira lo de tener a los tuyos a tu alrededor y una buena musica no me parece mal plan! besos

    ResponderEliminar
  3. Mira que no me gustan a mi las pelis catastrofistas y según iba leyendo parecía que estaba inmersa en una. Aunque esta rematada por invasión alienígena. Qué angustia que no pudieran escapar, lo de sentarme en el porche tranquilamente a esperar no creo que fuera capaz, bss!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Muchas gracias por haber leído el post y por dejar tu comentario, tu opinión es muy importante para mí. Este blog siempre devuelve todos los comentarios. 😘💖
Gracias a Pixabay por las imágenes

De acuerdo con la nueva Ley sobre Protección de Datos, RGPD, os informo a todos los que quieran comentar en el blog que se autoriza a que aparezca publicado el comentario con los datos que se aportan al escribirlo.