12 metros
Un fuerte ruido en la
noche hizo que se despertase sobresaltada, se incorporó alargando la mano en
busca de la luz con la sorpresa que seguía en la oscuridad, por más que
apretaba el interruptor no funcionaba. Se levantó a tientas mientras sus ojos
no se fueron acostumbrando a la penumbra, buscó el pomo de la puerta lo giró y
está no se abría, lo intentó de nuevo. Dio un paso atrás chocando con una silla
que la hizo caer al suelo, todo estaba mojado con cantidad de algo pegajoso, se
levantó de un salto pensando que posiblemente estuviese en un mal sueño, lo
descartó cuando notó dolor en el tobillo derecho. Retrocedió cojeando hasta la
cama intentando tranquilizarse y agudizar el oído esperando escuchar algún
sonido extraño, nada, no escuchaba nada, el silencio le daba mucho más miedo.
Alargó la mano hasta los
pies de la cama, tocó la bata, la notaba húmeda, la acercó a la nariz para
olfatear aquella humedad, olía a cloaca, la tiró al suelo con asco mientras con
sigilo se acercaba a la ventana. Poco a poco descorrió la cortina para abrir la
persiana, descubriendo que las farolas estaban apagadas, intentó abrir la
ventana sin éxito, por más que lo intentaba no era capaz de moverla. Comenzaba a hiperventilar, sabía que pronto
entraría en una crisis de ansiedad, no podía explicar que sucedía, a que era
debido, que nada funcionase, estaba encerrada en cuatro paredes sin poder
salir, a cada paso el agua inundaba la estancia.
Escuchó un grito, movió
los brazos como las aspas de un molino con temor a encontrar algo, no había
nada, cerró y abrió los ojos varias veces intentando ver algo. Un fuerte olor a
podredumbre inundó la habitación, tuvo que llevarse la mano a la boca para no
vomitar, era insoportable. De pronto notó como algo se movía bajo la cama,
instintivamente levantó los pies del suelo, se acurrucó bajo las sabanas,
también estaban húmedas, en ese momento no le importaba. El estar cubierta
parecía que le daba alguna seguridad, intentó respirar sin hacer ruido
quedándose lo más quieta posible mientras escuchaba como algo se arrastraba por
el suelo de madera, provocando un ruido pegajoso, asqueroso. Se deslizaba con
una respiración agitada como si le costase moverse, parecía algo grande, algo
húmedo que desprendía un nauseabundo olor.
Su intención era gritar,
desaparecer, sin embargo, su instinto le obligaba a quedarse inmóvil, aquella
cosa venía del aseo, ¿por dónde?, no había ventanas. Pensó en correr al baño para ocultarse ¿y si
encontraba más cosas de esas?, no sabía qué hacer. Escuchó un segundo grito, más que un grito
era un alarido de terror, ahora sonaba en la casa de al lado, unos segundos más
tarde todo el barrio comenzó a gritar, gente corriendo hacia la calle, coches
de policía con la sirena activada. Se escuchaban tiros de escopeta, palabras
que nunca jamás había escuchado, todo seguía a oscuras. Aquella cosa se había
parado, no sabía a qué altura, con las luces de los coches de la policía podía
ver por momentos toda la habitación. Miró hacia el baño, el retrete estaba
arrancado y el agua salía a borbotones, quería avisar a los de fuera, que la
ayudasen, estaba sola, aterrorizada. Echó la mano a una caja de madera que
tenía cerca de la cama y la lanzó contra el cristal de la ventana, escuchó la
cosa moverse, inquieta se acurrucó todo lo que pudo. A los pocos segundos sonó
un tiro, un hombre le gritó que corriese hacía él, no lo pensó dos veces, se
lanzó hacía aquel salvador que tras ponerla a salvo disparo varios tiros más,
acabando con lo que se deslizaba a sus anchas por la habitación.
Cuando pudo ver la cosa,
descubrió que era una enorme anaconda que había salido por su baño, al igual
que en las otras casas, en los jardines, las tapas de las alcantarillas estaban
levantadas, cientos de esas criaturas tenían hambre, necesitaban comer.
El miedo siempre está ahí, de muchas maneras. Buen relato.
ResponderEliminarOhhh una anaconda!!! Me muero!!! A mí me da algo. Como siempre tus relatos son estupendos. Te mantienen en vilo hasta el final. Enhorabuena
ResponderEliminarFelicidades! Me gusta mucho la manera en que relatas las cosas haces que uno se mantenga prendido hasta el final para saber el desenlace. Muchas gracias
ResponderEliminarQue terrible situación y la ausencia de luz lo hace más aterrador, pero como es que esa anaconda llegó allí!!!
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarjolín, que miedo! vaya situación, lo mismo esta noche tengo pesadillas con el gato dando vueltas de madrugada por la casa. Muy buena historia, agobiante y con un punto de "repelús" que me encanta :D
Besos!
Hola! He llegado por casualidad a tu blog y me encantan tus relatos! La verdad no sé qué hubiera hecho yo en una situación similar. Muy buen hilo conductor de la historia, enhorabuena
ResponderEliminar¡Dios mío! ¡Qué agobio de situación! casi hiperventilo con ella. Y una anaconda, todavía tengo en la retina la imagen de una de ellas comiendo a un niño entero en el amazonas. Y que salga por el inodoro... como para no volverse a sentar tranquila en el trono. Y lo de 12 metros ¿era la longitud de la bestia? Mucho miedito. Gran historia.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo has gestionado la tensión a lo largo de todo el relato. El final... me ha dejado un poco fría, porque a perdido todo el misterio. Sin embargo, en conjunto me gusta. Muchas gracias por compartirlo con nosotros.
Un besote!! ^,^!!
ELEB
Hola. Que tensión, he pasado miedo por no saber que ocurría en verdad. Despertarse de esa manera y descubrir que nada estaba igual, ni dentro de tu habitación, ni en la calle debe de ser terrorífico. Menos mal que fue lista y consiguió salir viva. Siempre es un gusto leer tus relatos. Besos.
ResponderEliminar¡Me encanta el relato! sin dudarlo la anaconda le da un toque de suspense que hace que dé un poco de agobio... Me encantan tus relatos, cada uno con un estilo. Un auténtico regalo pasar por tu blog.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que un auténtico relato de terror, al menos para mí, en toda regla, con la grima que me hacen las serpientes, vamos una anaconda son palabras mayores para mí.
Sin duda, si lo que querías darnos miedo..¡lo has conseguido!
Como siempre, un placer leerte.
Besotes
¡Argg me da algo! Qué tensión leyéndote. Es que me lo imagino y me acelera el corazón. Además es que a las serpientes les tengo terror y me pongo en la piel de la prota y creo que me da algo ahí mismo.
ResponderEliminarBesotes
Hola guapa
ResponderEliminarwow que manera de crearnos tensión! Se te da super bien, he estado leyendo el texto con el corazón en un puño, la verdad es que tus relatos de suspense y terror siempre lo consiguen
Menudo final!
Un besazo
Al terminar el relato casi he pensado que no era para tanto porque me estaba imaginando algo peor, algún crimen donde ella sería la siguiente víctima. Ojo, que no quito mérito al miedo que sufre, que más bien es a lo desconocido en este caso, bss!
ResponderEliminarEsta cosa de acostumbrarse sin hacerlo a los relatos tuyos Mar, porque se sabe que van a tenerme sin poder quitar los ojos de encima, sin embargo, siempre hay sorpresas. Montones de anacondas, ay!
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