Ñoños hasta el altar
Se habían conocido una
tarde de invierno, desde el primer momento habían congeniado tanto, que eran
como dos gotas de agua, el destino los juntó y fue amor a primera vista, así
llevaban un año, queriéndose como almas gemelas.
Los amigos, tanto por
parte de él como de ella, estaban cansados de tanta ñoñería, no podían estar en
ninguna reunión de amigos, pues ellos dos, solo se dedicaban a las carantoñas,
a besarse, a llamarse por nombres inexistentes en lenguas que nadie conocía.
Todas y cada una de las
palabras que se decían terminaban en diminutivo.
No podían deshacerse de
ellos, les daba mucha pena tener que decirles que se buscasen un hotel, o que
se quedasen en el coche, varios del grupo de amigos, se conocían desde la
infancia, ninguno de ellos hubiera pensado que su amigo o amiga fuese tan ñoño.
Después de un año de
relación, decidieron casarse, los amigos, temían aquella boda, sabían lo que
iba a pasar, sería de lo más incómoda y ñoña.
Decidieron incluir a todo
el grupo de amigos en los preparativos de la boda, sería al aire libre, y la
condición era que los hombres fuesen de verde y las mujeres de rosa.
Querían que todos ellos
les acompañasen hasta el altar.
Durante los arreglos,
cada cinco minutos dejaban lo que estaban haciendo para abrazarse, besarse,
hacerse ñoñerías, usando aquellas palabras que solo ellos comprendían.
El día de la boda, todos
los amigos acompañaron a la feliz pareja hasta el altar, iban con la
indumentaria obligada, sus caras, lo decían todo, esperarían a los votos
nupciales para escuchar todas aquellas ñoñerías, que seguramente tenían
preparadas, sería de lo más aburrido y pesado.
Sin embargo, ¡sorpresa!,
nadie se hubiera esperado lo sucedido, la boda fue de lo más divertida, los
novios se habían contenido en sus explosiones de amor, habían participado con todos
los asistentes, el jardín donde se realizaba estaba hermoso, ellos se habían
parado con cada uno de sus amigos, para agradecerles el estar presente en un
día tan especial.
Nadie se lo podía creer,
acabó siendo una de las mejores bodas a las que habían acudido.
La sorpresa no había
terminado, invitaron a todos sus amigos a un fin de semana en un refugio al
lado de un lago, todos aceptaron la invitación, y esos dos días fueron
especiales, se divirtieron, recordaron viejas historias, contaron anécdotas, y
los novios, fueron encantadores, volvían a ser los mismos de siempre.
Los recién casados
llevaron a cabo su viaje de novios y dejaron sus ñoñerías para la intimidad,
respetaron a sus amigos, interactuando cada vez que salían o se reunían.
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha parecido un relato interesante y, además, no sé si el final me ha entristecido o me ha gustado. Me ha parecido muy curioso cómo a mitad del relato has cambiado el tono y, hasta cierto punto, has elaborado un tensión en la que parecía que la historia podía acabar mal. Sin embargo, el final que le has dado, me resulta tristemente feliz, como si al tenerse que adaptar a los demás, la pareja hubiera perdido su esencia. Lo dicho, un relato curioso. Gracias por compartirlo con nosotros.
Un besote!! ^,^!!
ELEB
Yo pienso que la gente que se molesta con las ñoñerías de otros es solamente por envidia a la hora de la verdad acaban siendo igual de ñoños
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ResponderEliminarYo estuve esperando, que al final existiera una demostración exagerada y fantástica de amor, pero no.
Me alegra saber que todo termino bien, por alguna razón pensé que algo iba a suceder durante todo el cuento, estuvo muy bonito.
Saludos!
La verdad es que nunca entendi a la gente que juzga el accionar del otro, cada uno elige su forma de vivir , de vivir al amor. Vivimos en una sociedad donde el libre albeldrio es una utopia, y me parecio triste el final. Senti que se acomodaron a lo esperado, aprendiendo a ser lo que otros esperan. Para reflexionar, saludos!
ResponderEliminarYo voto porque cada cual sea como quiera ser, que se diga diminutivos o no, que se abrace, que se bese o que sean mas distantes en el publico, lo bonito seria que sus amigos les hubieran aceptado tal y como ellos querían vivir su historia.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que no soy mucho de ponerme ñoña con mi pareja cuando estamos con amigos, pero admito que alguna vez sí a sido así. Me declaro ¡culpable! Jejeje.
Sinceramente, soy de las que piensa que cada cual debe hacer lo que le nazca, pero cierto es que cuando se está en grupo y quieres pasar una velada charlando todos, haciendo cosas juntos, cuando hay dos personas que se "aíslan", por llamarlo de alguna manera, en su burbuja de amor, frena un poco la cosa, pero vamos, repito que cada cual haga lo que quiera.
No obstante, entiendo perfectamente que la pareja el día de su boda dejasen la ñoñería y se centrasen en pasarlo bien con los suyos, porque las bodas son para eso ¿no? Celebrar el amor con aquellos que amas y te aman e intentar que ese día sea no solo bonito para los que se casan, sino para todos los asistentes.
Besotes