La ultima apuesta


La ultima apuesta

Llevaba tres días dando vueltas intentando buscar una solución, salía de aquel banco, y no había conseguido nada, era su última oportunidad, el director, su amigo,  no le había ayudado, él, sabía que las explicaciones eran objetivas, pero no quería entenderlo, se le acababa el tiempo. 

Se lo había jugado todo a las cartas, su coche, su casa, sus ahorros, tenía que pagar esa deuda, o dejaría a toda su familia en la calle.

Le habían dado tres días para pagar, o se quedarían con todo. Su familia no sabía nada, les había prometido que no volvería a jugar, no lo había cumplido, esa noche había entrado en aquel bar, y los vio, allí, jugando, las cartas le llamaban, intentó irse antes de caer, por el contrario, su adicción era mucho más fuerte, jugó y lo perdió todo.

Al salir del banco, llevaba el abrigo en la mano, se fue a pasear por la orilla del río, al poner el abrigo y meter las manos en los bolsillos, encontró una nota.

“Que injusta es la vida, eso es lo que crees ahora mismo, te lo has jugado todo por satisfacer tu necesidad y no has pensado en nadie, tus hijos se quedarán en la calle, y tu mujer tendrá que pagar tu deuda. Te propongo el último juego, si me donas tu corazón, te pago toda la deuda, dejarás a tu mujer y a tus hijos libres de penurias y con una buena vida mientras vivan. Si estás de acuerdo llama a este número”

¡Dios Santo!, pensó ¿Qué era aquello?, ¿Quién le había puesto esa nota? Caminó con el papel en la mano, pensativo, mirando a todos los lados, fijándose en todo aquel con el que se cruzaba. 

¿Cómo sabían que su corazón era válido?, se acordó de los últimos análisis hechos, se habían parado mucho con él, en ese momento no le dio importancia, ahora sabía el motivo. Tenía que tomar una decisión, el tiempo se acababa. Sacó el teléfono y marcó el número, lo tuvo en la pantalla unos minutos, sabía lo que supondría realizar esa llamada. Borró el número y llamó a su familia, quería despedirse, su mujer, enfadada, le había dicho que unos hombres del banco habían ido a casa para decirles lo del embargo. Él, la tranquilizó, asegurándole que lo arreglaría, que no se preocupase y que les diese un beso a los niños.

Ya no tuvo dudas, marcó el teléfono de la nota y concertó una cita con esa persona,  en la cuenta de su banco vio reflejado el importe de la deuda y una cantidad que le permitiría a su familia vivir durante años.

Aquel quirófano improvisado, le dio miedo, sabía que ya no saldría de allí, pensaba que al menos haría algo bueno, su vida a cambio de la de su familia, de sus hijos, que no tenían culpa de su mala cabeza.

Se quedó dormido mirando a aquel hombre del cual solo se veían los ojos, pensando que su corazón seguiría vivo en otra persona.

Cuando abrió los ojos, estaba en un hospital, lo habían dejado en las puertas de urgencia. Se quedó mirando a aquellas enfermeras y a la policía, se tocó el pecho y notó como su corazón palpitaba, según le contaron le habían extirpado un riñón.

Estaba vivo, y había aprendido una lección. Nunca dijo nada a nadie, solo su mujer supo la verdad, y prometió que desde ese momento comenzaría una nueva vida, esa fue su última apuesta, la había ganado, y no volvería a tentar a la suerte. 






Comentarios

  1. Buah! una lección como un templo. La adicción al juego es muy fuerte y no entiendo como se hace tan poco eco de ello. Espero que el prota de la historia deje de jugársela de esta manera de una vez por todas.
    Una gran lección

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  2. Ufffff al menos no murió y pudo salir de esa deuda que le comía la cabeza, a veces se necesita pisar fondo para darnos cuenta que debemos de cambiar.

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  3. Me gusta leerte, narra muy bien y describes una de las adicciones poco reconocidas como es el juego, son muchos los que lo han perdido todo .

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  4. Hola guapa, pues que curioso final tiene tu relato! al inicio que quieres que te diga, pensaba que el tio no se merecia otra oportunidad, pero si al final decide ceder por los suyos y luego cambia, pues esta bien, quiza es verdad que todos tengamos derecho a que se nos conceda esa segunda! besos

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  5. Hola! me gusto mucho el relato, sinceramente no me esperaba ese final, creo que por norma general hasta que no le vemos las orejas al lobo no hacemos nada por cambiar. A el le toco algo mas que ver las orejas al lobo. Besos

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  6. Hola guapa
    Wow que giro al final! la verdad es que ya me temía lo peor viendo como iniciaba esta historia
    Me gusta que tenga un mensaje, la verdad es que muy válido, y espero que de verdad haya aprendido la lección
    Un besazo

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  7. ¡Hola!
    Sin duda, este relato es un fiel ejemplo de lo que la desesperación nos puedes llegar a hacer.
    Y como no, el grandioso mensaje de que la adicción del juego es algo que puede destruir toda una familia, y que no debemos llegar a ese punto límite para poder recapacitar y salir de ello.
    Besotes

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  8. De todo se aprende al final. Siempre sacamos una lección y es mejor alejarse de algo que nos puede hacer tanto daño a nosotros mismos y a la gente que queremos. Me ha gustado mucho

    Saludos.

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  9. La adicción al juego es también un peligro. Dentro de lo que cabe, no acaba tan mal. Pensaba que sería mucho más extremo el desenlace.

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  10. Me ha parecido ver una película mientras leía tu relato. Tengo entendido que es una de las adicciones de las que más cuesta salir y hay quien no encuentra otro camino que no sea el de quitarse del medio para no hacer más daño. Menos mal que le diste una segunda oportunidad, bss!

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  11. Hola wapa! Esta genial este relato, a medida que lo iba leyendo parecia como si estubiese imaginando una pelicula, lo que no me esperaba era ese fiinal. bsss

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  12. ¡¡¡Holiii!!!
    Yo no habría sido tan buena con el protagonista.... Lo mato para que aprenda que si no tienes ni idea de jugar a las carta ¡¡¡para que te metes!!!
    Y encima jugar con el futuro de tu familia. ¡¡Mal!! La próxima vez quiero un final a lo "Se Quién Eres" ¿la has visto? Está chulísima esa serie.
    ¡¡Bsssos!!

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