Perdón Eterno
Mi tiempo se acaba,
pueden ser unas horas, o un día, todo lo vivido se quedará atrás, todas las
personas queridas notarán un vacío, que con el paso del tiempo se irá llenando
con otras alegrías, así es la muerte y así tiene que ser.
Sin embargo, mis últimos
pensamientos, no son para mi familia, con ellos ya he tenido la charla: esa
despedida que nadie desea escuchar. En primer lugar, he tenido una vida
complicada en muchas ocasiones, si bien con grandes satisfacciones, que al
final es lo que predomina.
Volviendo a mis últimos
pensamientos, llevó varios meses pensando en una persona, de la que hace muchos
años no me había acordado, su nombre vino a mi mente, una tarde escuchando por
casualidad una conversación entre dos jóvenes, y los recuerdos saltaron con la
risa de aquella muchacha.
Sesenta años atrás, un
hombre, me abrió su corazón, y mi única respuesta fue reír, no sonreír, sino
reír, y abandonarlo, cuando más me necesitaba.
Al saber que me quedaba
poco tiempo de estar entre los vivos, mi sentimiento de culpa se agudizaba, me
sentía una mala persona, necesitaba pedir perdón y que me perdonase. Le busqué
y le encontré, ya no estaba con nosotros, se había ido, no tenía la oportunidad
de decirle cuanto lo sentía, acabe por imaginar que ese sería mi castigo, pasar
al otro lado con ese sentimiento de culpa, y vivir con ello eternamente.
Esta carta es mi perdón,
lamento tanto haberme portado de forma tan insensible, además de despreciable,
por no haber sabido reaccionar a una explosión de sentimientos, que pocas
personas tienen el valor de exteriorizar. Siento mi comportamiento, el haberte
abandonado cuando te sentías solo, ahora pienso que el estar a tu lado, aunque
solo fuera como amigos, te hubiese ayudado, y yo, no sentiría esta culpa.
Solo pido que cuando
cruce al otro lado, tenga la oportunidad de poder encontrarte y poder subsanar
mi dolor, que seguramente es solo mío, que tú ya has olvidado todo aquello.
Ahora soy yo la que lo recuerdo en estos últimos momentos, porque todo lo malo vuelve,
y ya que no tuve la oportunidad de hacerlo en vida, quiero hacerlo por este
medio, dejar constancia de mi pesar y buscar mi remisión de alguna forma.
Te buscaré si puedo, y no dudes que te encontraré, te miraré a los ojos, y te abrazaré al tiempo, que te pediré perdón las veces que sean necesarias.
¡Hola!
ResponderEliminarSin duda, un texto bello donde los haya.
Muchas veces no somos conscientes que nuestros actos hacen no solo mella a las demás personas sino también a nosotros mismos. Quizás en el momento no le damos la importancia que debiera, pero con el tiempo, seguro que aparecen esos recuerdos esos porques, que hacen que recapacitemos.
Lo malo es que muchas veces eso ocurre demasiado tarde.
Así que, no apuremos el tiempo, porque sin duda la vida es muy efímera, y pidamos perdón, abracemos o lo que sea, a quienes debamos hoy antes que sea demasiado tarde.
Besotes
¡¡¡Holiiiii!!!
ResponderEliminarMe ha parecido un relato precioso, y muy muy triste. Por eso, siempre digo que hay que pensar bien una cosa antes de hacer, o de no hacerla, porque siempre terminas arrepintiéndote de la decisión que tomes, sobre si es de ayudar a alguien.
¡¡Bsssos!!
Hola Mar :)
ResponderEliminarSin duda una historia muy triste pero lo bueno es que trae puntos de reflexión. Es verdad que no somos perfectos pero fijate que en nuestras imperfecciones cometemos errores terribles que le hacen daño a otros. Ojalá encuentres a esa persona y logren ambos sanar y reavivar su amistad con un nuevo comienzo.
Hola
ResponderEliminarUn relato precioso, aunque me ha parecido algo triste tiene mucho para reflexionar sobre él.
Besos ^^
Hola, guapa
ResponderEliminar¡Qué historia más triste! me dio mucha nostalgia, aunque al final deja una muy buena enseñanza, da para reflexionar mucho. No somos perfectos, eso es cierto y creo que lo mejor que podemos hacer es intentar remediar nuestros errores en lo posible para no hace daño a otros y seguir adelante.
Besos.