La muerte de Jacinta
Desde que tenía
recuerdos, su vida fuera de todo menos normal, no sabía lo que era ser querida,
lo que era ser abrazada, sentir amor o tener un hombro donde llorar. No
recordaba como sonaba su risa, si es que alguna vez escuchara ese sonido, solo
reconocía el resonar de llorar hasta quedar extasiada queriendo dormir y no
despertar, simplemente quería descubrir que le había hecho a la vida para que
la tratase así.
Ese día era su
decimoctavo cumpleaños, salía del cuarto o quinto centro, ya no se acordaba,
había ido saltando de uno a otro sin saber por qué. Nadie sabía que existía,
nunca le proporcionaron cariño, no sintió unos brazos que la arroparan, tan
pronto llegó al mundo, fue abandonada en un basurero, despojada como algo
inútil, sin valor, con la desgracia que alguien la había encontrado y a partir
de ese momento comenzó su calvario.
Caminaba por la calle
mirando aquellas personas que parecían felices, gente con una vida, una familia
con la que contar, unos amigos con los que reír, una pareja con la que disfrutar.
Jacinta, nombre que
usaron para ella, porque el día que la encontraron en aquel vertedero era el
día de San Jacinto. No le importaba su nombre, pues pocas veces lo había
utilizado, no consideraba que fuese de su propiedad, no le tenía apego, no significaba
nada para ella.
Dobló la equina, vio
aquel puente, era alto, miró el caudaloso río moviéndose junto con el viento,
observó los pájaros volando a ras del agua por debajo del puente.
Caminaba con paso firme,
hacía mucho tiempo que no se sentía de aquella manera, decidida, con ganas de
ser por un día la protagonista de una historia, por saber que durante unas
horas solo se hablaría de ella, que en algún lugar alguna persona lloraría
recordándola.
Se sentía tan especial y
tan viva en ese momento, que llegó a esbozar una leve sonrisa al tiempo que se
lanzaba desde lo más alto del puente cruzándose en su caída con aquellas aves.
Durante esos segundos
pensó que no tendría que haber esperado dieciocho años, que su triste vida no
tendría que haber empezado, tendría que haberse quedado en aquella cloaca, le
hubiera evitado muchas penas, días tristes, sensación de soledad, malos tratos.
Su frágil cuerpo se
hundió en aquellas aguas, únicamente los pájaros fueron testigos de aquel
desenlace.
No hubo mención a aquella
tragedia, las aguas se apoderaron de ella, de su vida, de su muerte.
Solamente el río y
aquellos pájaros recordarían a Jacinta.
Me gusta mucho tu forma de describir, relatar y meterte en el personaje y hacer que nosotros nos metamos en el interior de los pensamientos. Un relato sobrecogedor u un poco triste, pero me ha encantado
ResponderEliminarUff qué historia más triste. Me da pena que ni siquiera eso le saliera bien a la pobre chica. No se habló de ella como quería... siguió en el olvido pobrecilla. No somos conscientes de la cantidad de personas que sufren de verdad a nuestro alrededor y nosotros a veces nos quejamos por tonterías.
ResponderEliminarSaludos
Hola guapa, pues es una historia de lo mas triste, la verdad es que parece que algunos destinos esten ya señalados desde el momento del nacimiento, desde luego es la sensacion que me da despues de leerte, un triste fin! besos
ResponderEliminarQue triste historia la de Jacinta, es una pena llegar y dejar este mundo sin haber experimentado la felicidad, la alegría, las ganas de vivir, debe haber muchas personas como Jacinta en este mundo, nunca llegamos a conocer todas las realidades porque cada quien vive en su propia burbuja.
ResponderEliminarCreo que esta de es las historias más negativas por decirlo de algún modo que has escrito. Porque al final ni el último deseo de Jacinta de llenar algún titular con el suceso de su muerte se cumplió...pobre chica, bss!
ResponderEliminarTriste historia y más triste final. Pero también la vida está formada por historias tristes. Muy bien narrada y con fuerte carga emocional. Un fuerte abrazo, Mar!
ResponderEliminarUna historia muy triste pero desgraciadamente me imagino que habrá tantas Jacintas en la vida. Muy buena historia, muy bien contada. Saludos.
ResponderEliminarEs una triste historia, descrita con palabras tristes. Me ha gustado tu relato, sinceramente. Tienes una forma curiosa de contarla.
ResponderEliminarUn saludo