El poder del océano
El mar estaba bravo, las
olas batían con fuerza sobre aquel velero que surcaba los mares en busca de
tierra. Tras pasar muchos meses en alta mar, la mente se nublaba tras el
esfuerzo de ver tierra.
Ella estaba en cubierta
bajo aquel sol abrasador, miraba hacia el horizonte al mismo tiempo que
apartaba su pelo de la cara, buscaba una sombra, un pájaro volando que le
indicase que la tierra estaba cerca.
Los resquicios de las
olas golpeaban sobre su cuerpo, no quería resguardarse, ni apartar su vista del
horizonte. La madera del mástil crujía con el viento, las velas, aunque
recogidas, intentaban desatarse para volar libres aupadas por el aire.
Él, salió del camarote,
se acercó, la abrazó intentando con aquel gesto darle fuerzas y ánimo, al mismo
tiempo también buscaba consuelo, se habían quedado sin provisiones, estaban
perdidos en la inmensidad del océano.
Durante varios días la
ansiedad, los nervios, la desolación fue haciendo mella en sus mentes,
consiguiendo discusiones, enfados, peleas hasta el punto de no hablarse y no
soportarse.
Habían intentado no cruzarse
en aquel espacio tan pequeño, pensaban que todo lo que les estaba pasando era
por culpa del otro.
Un día se dieron cuenta
de que lo único que conseguían enfadados era más soledad de la que tenían, era
desperdiciar tiempo y fuerzas, lamentarse por una situación de la que no eran
culpables.
Sus miradas se
encontraron, lloraron por impotencia, por no saber cuál sería su destino, pero
ambos comprendieron que, si su fin era quedar en aquel océano, lo harían juntos
amándose como siempre se habían amado.
Más horas de soledad, de
tristeza, hambre, sed, sin saber a donde les llevaría aquel velero, abrazados
en la cubierta, escucharon el graznido de una gaviota, sus ojos miraron al
cielo descubriendo que aquel pájaro era su salvación, el océano, les había compensado
por aquellos días interminables y los estaba guiado a tierra.
Me ha gustado mucho este mircorelato, es la clara muestra que aunque los escritos sean cortos no por ellos deben de dejar de ser intensos.
ResponderEliminarHola! Ya sabes que soy fan tuya completamente. Quiero que sepas que para leerte tengo ya un ritual. Silencio absoluto, poca luz, y a leer. Muchas veces lo leo dos veces por si me he perdido algo. De cada microrrelato saco una enseñanza. De este he sacado lo absurdo de los enfados. He de reconocer que soy de enfadarme bastante (que se lo digan a mi marido), pero a los cinco minutos ya se me pasa. Estar horas enfadados, a no ser que haya un gran motivo, es una pérdida de tiempo. Un tiempo que no he ya no vuelve.
ResponderEliminarHola. He sentido miedo y desesperanza. Qué angustia verse en esa situación y que bien recreas los sentimientos de la pareja es tan poco textos y palabras. El amor lo puede todo, y la esperanza nunca se pierde. Que alegría al ver la gaviota. Besos.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarMuy bonito y con un montón de sentimientos. Me ha gustado poderosamente cómo has conseguido transmitir la desesperación y la inquietud. Muchas gracias por compartir estos relatos con nosotros, los disfruto mucho.
Un besote!! ^,^!!
ELEB
Hola Mar!
ResponderEliminarEstos sentimientos son tan sin sentido y tal pérdida de tiempo, como tú dices... a veces nos complicamos tanto la vida sin necesidad, cuando podíamos pasar tiempo de calidad con esas personas que amamos...
Qué bien que en tu relato ambos recapacitan y deciden olvidar sus diferencias. Es una bonita enseñanza de vida ¡Bravo!
Un beso.
Hola,
ResponderEliminarUna situación cargadita de emociones. La de discusiones innecesarias que nos rodean y que gran reflexión: que eso sólo aumenta nuestra soledad. En pocas palabras nos has hecho reflexionar y qué alivio saber que encontraron tierra firme al final.
Besazos
Hola guapa, pues me ha parecido un relato algo angustioso, eso de pasarse tiempo en el mar e ir perdiendo la esperanza mirando al cielo, me puedo imaginar que se siente en el momento de ver la gaviota y por ello, saber que hay salvacion posible, da que pensar! besos
ResponderEliminarHola guapa
ResponderEliminarUff es normal que en esa situación de estrés y desesperanza surja el conflicto, pero creo que hicieron bien dejando eso de lado y centrándose en estar bien juntos, al menos eso si que lo tenían a mano!
Me gusta este final :)
Un besazo