Alas al viento
Cuento
—Corre,
corre, el tren se va a poner en marcha y aquí hay un buen sitio para
resguardarse.
Eli, había
subido al tren y había buscado un saliente que la protegería de las
inclemencias del tiempo mientras llegaba a su destino. Estaba cobijada cuando
vio algo que se movía rápidamente y que estaba buscando un lugar adecuado, puesto que el tren había anunciado que se pondría en marcha.
Eli, era
una mariposa de bellos colores, sus alas abiertas brillaban como el arco iris,
era imposible descifrar cuantos colores cubrían aquellas pequeñas alas, sus
ojos eran saltones y sus antenas parecían flotar formando una gran corona sobre
su diminuta cabeza.
Eli, estaba
acurrucada en aquel pequeño saliente del techo de aquel enorme tren, había
esperado el momento oportuno volando sobre su superficie hasta encontrar un
lugar cómodo y seguro para poder viajar hacía su destino.
Noa,
sobrevolaba a ras del techo del tren con la misma intención que Eli, buscar un
buen lugar para poder viajar. Eli, la había visto, y la había invitado a
compartir el lugar que ella había encontrado.
Noa, era
una abeja reina, las rayas amarillas de su cuerpo brillaban con los rayos del
sol, y no había más que mirarla para ver su porte de reina.
Había
escuchado a Eli y apuró el vuelo para resguardarse mientras el tren se ponía en
marcha.
—Hola, me
llamo Eli.
—Hola me
llamo Noa.
Tras la
presentación se quedaron unos minutos en silencio. Noa fue la primera en decir
algo, miró a Eli fijamente y pronunció unas palabras con un tono de
respecto.
—Sabes, Eli,
en un honor hacer este viaje contigo, has sido la elegida y ahora veo el
porqué. Eres hermosa, y todo tu ser y tu actitud denotan inteligencia.
—Gracias
Noa, para mí es un honor hacer esto, me siento muy especial por ser la primera
en hablar en esta reunión, la cual es muy necesaria, solo espero que seamos
muchos y podamos solucionar este gran problema y todos los que acudan puedan
transmitir por todas las partes del mundo las decisiones acordadas.
El tren iba
a gran velocidad, Eli y Noa, viajaban seguras, habían decidido esa forma de
viajar, porque el viaje era largo y tenían que llegar a su destino sin
incidentes. Sabían que los peligros eran muchos, el tiempo, los pájaros, los
humanos...
Por ello el
viajar en tren les hacía tener más posibilidades.
El viaje
fue largo y cuando el tren se paró en su destino, ambas se asomaron y esperaron
que las personas bajaran del tren y abandonasen el andén. El tren se iba a
poner en marcha y ellas levantaron el vuelo con los ojos fijos en las grandes
montañas que tenían delante.
Según se
iban acercando a la montaña, se cruzaban con otros insectos voladores y
seguramente habría miles caminando.
Habían elegido un valle entre dos montañas donde sabían que nadie les iba a interrumpir, habían contactado con varias de las familias de las arañas, que también habían sido invitadas junto con toda la variedad de insectos. Las arañas habían formado con sus telas una carpa para que los pájaros no pudiesen darse el gran festín y así poder estar todos seguros mientras se iba a tomar la decisión más importante de sus vidas.
Cuando Eli y Noa, llegaron al valle y vieron la multitud que allí había, se dieron cuenta de que la preocupación había llegado a todas las partes de la tierra y que aquellos diminutos animalitos realmente tenían miedo y se habían arriesgado a hacer ese viaje.
Las arañas habían dejado un hueco para que los insectos voladores entrasen en el valle y una vez estaban todos lo cerraron tejiendo a gran velocidad.
Eli se subió a una gran roca desde donde podía ver todo el valle, todos podían verla y ella podía verlos. Se creó un gran silencio.
—Hola amigos, muchas gracias a todos por estar aquí, sé que ha sido un viaje muy largo para muchos de vosotros y sé que otros no han conseguido llegar. Quiero daros las gracias por haberme elegido, me siento muy agradecida porque lo que hoy vamos a tratar es de gran importancia para todos nosotros y para todos los seres que habitan esta tierra. Siempre hemos sido insignificantes para el resto de seres y poco a poco nos están arrebatando nuestros espacios y no se dan cuenta de que, aunque insignificantes y pequeños tenemos un papel muy importante en todo el ecosistema.
Tenemos que intentar de algún modo y para eso estamos aquí, hacerles ver a los humanos que si continúan con su estrategia de vida acabaran destrozando todo este planeta, absolutamente todos, grandes, pequeños, medianos necesitamos el aire y el agua para vivir. ¿Y a qué hemos llegado? a la contaminación del aire, de los ríos, de los mares, a la tala indiscriminada de los árboles, a la quema de los montes, todo eso nos afecta y creo que tenemos que hostigar a los que van a talar los árboles en zonas protegidas, a los que queman los montes y los que contaminan las aguas.
Nuestro mundo es fantástico, es acogedor, agradable y todos nos merecemos disfrutarlo, llevad el mensaje por todo el mundo.
Necesitamos dejar a nuestros pequeños un mundo sano, un mundo agradable, donde poder vivir. Es el único que tenemos y sea un día, un mes, un año tenemos que ser capaces de cuidarlo y evitar que otros lo destrocen.
Hay humanos que no ven el deterioro, pero si somos capaces que sus hijos lo vean, habremos conseguido algo, esos pequeños que están creciendo se están dando cuenta y ellos conseguirán que sus mayores se conciencien. Amigos llevad el mensaje e intentad que huya aquel que vaya a hacer daño a nuestra tierra, molestar a todo aquel que haga daño.
Gracias, muchas gracias por estar aquí, muchas gracias por comprender que es un problema de todos y que unidos ganaremos esta batalla. Noa, vuestra labor es esencial, vosotras sois una parte muy importante que cuida de esta tierra, gracias por venir y ha sido un placer conocerte.
De repente se produjo un aleteo y todos se quedaron encogidos y aterrorizados. Un gorrión levantó el vuelo y se acercó a Eli, todos pensaron lo peor, Eli, estaba paralizada mirando como aquel gran pájaro se acercaba.
—Perdón, no tengo ninguna intención de haceros daño, he escuchado a esta bella mariposa
y estoy de acuerdo con todo lo dicho, yo también haré correr la voz a toda mi especie y vamos a poner nuestro grano de arena.
Un lagarto estaba escondido detrás de unas rocas y también salió de su escondite
—Hola, cuánta razón, contad conmigo para transmitir este mensaje.
Eli les dio las gracias sin poder creer que esos animales a los que tanto temían, se pusiesen de su lado para llevar el mensaje de salvar la tierra del cambio climático que estaba sufriendo y que tanto les estaban afectando.
Todos los insectos, arañas, aves y reptiles irían pasando el mensaje de unos a otros hasta que todos, habitasen donde habitasen, colaborarían en la lucha para conseguir un mundo mejor donde todos juntos pudiesen vivir por muchos siglos.
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